Dejamos atrás Pipa, contentos de haberla podido disfrutar y conocer sus playas aunque sea un poquito, seguro volveremos en otra oportunidad. Siempre hay que dejar algo para así tener una excusa para volver.
Luego decidimos seguir hasta João Pessoa unos de los destinos marcados para quedarnos unos días, cuando pasamos la primera vez la ciudad nos deslumbró, es grande pero muy tranquila, con una gran costanera y un tránsito muy ordenado y se puede estacionar sin problema pegado a la playa.
En esa oportunidad aprovechamos para hacer el servís a la combi de cambio de aceite y filtros, ya que teníamos hecho 11.000 km y nuestra casita ya necesitaba un mimo, y yo también. Pase por la peluquería porque también era necesario, a Hugo un día en la playa le corté yo, estamos extrañando nuestros peluqueros Stella y José que luego tendrán que acomodar los desastres de otros. Pero bueno, así es la vida en viajes largos, hay que ir solucionando como se puede sin mucha pretención.
Conocimos otra playa más, se llama Praia Do Jacaré . Sin dudas una de las atracciones de João Pessoa es el atardecer en Jacaré, cuando cae el día, según los lugareños el atardecer más famoso y bello de Brasil lo tiene está playa. Cada tarde y sobre el Río Paraíba un músico local, el saxofonista Jurandy desde una balsa toca el Bolero de Ravel que termina exactamente en el mismo momento que el sol se esconde.
Este espectáculo ocurre desde hace más de 20 años, agrupando a cientos de personas a partir de las 17 hs, es algo muy bonito de ver y recomendable para los turistas.
Hay un centro comercial, bares, restaurantes y artesanías, también se venden excursiones para ver el espectáculo desde el agua, pero el lugar está muy bien preparado para que los turistas se acomoden y lo puedan disfrutar desde diferentes puntos. Nos fuimos del lugar contentos de haber vivido ese lindo atardecer y confieso que me emocioné un poquito.
Seguimos camino con destino a Ponta de Pedras, una ciudad pequeña con un mar hermoso, muy tranquila y con poca gente, nos lo habían recomendado por todo eso y fue así, paramos la combi mirando el mar y ahí nos quedamos hasta el otro día.
Ponta de Pedras
Otro destino marcado para volver, todavía en el estado de Pernambuco era Maracaípe, ahí pegadito a Porto de Galinhas, en ese lugar nos sentimos tan cómodos y bien recibidos que volvimos a disfrutar unos días más, antes de llegar pasamos por un supermercado y nos abastecimos de todo lo que íbamos a necesitar para estar varios días y no movernos, y así, en la paz total, solo fue disfrutar de la playa, de ricas comidas, una serie a la noche y dormirnos con el sonido del mar.
Pero un día teníamos que seguir viaje y nos movimos unos pocos kilómetros hasta Japaratinga, otro lugar increíble, ahora estamos en Praia Bitingui y no nos cansamos de ver el color turquesa del mar, sentir la temperatura del agua tan calentita y la transparencia de ese cristal.
Praia Bitingui
Aquí nos quedaremos y seguiremos disfrutando de nuestra hermosa casa y un patio inmejorable. Hay una frase que me gusta, que dice: “Disfruta de las pequeñas cosas, a lo mejor algún día te darás cuenta que eran las más grandes”.
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Fotografías: Fabiana Dirazar Vecchio
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