Diario de un viaje: una mateada en Brasil acerca mucho más al sol

Pasamos cuatro días en el paraíso Saõ Miguel dos Milagres. Tiene la paz y tranquilidad que nosotros buscamos, disfrutamos de la playa y del maravilloso mar.

En ese sitio, cuando hay mareas bajas, se pueden hacer caminatas hasta unas piletas naturales. También hay barcazas que te llevan en excursión, nosotros no hacemos nada de eso porque con Bianca estamos un poco limitados, pero eso a nosotros no quita posibilidades, porque disfrutamos igual del lugar y de la gente.

Conocimos a una familia viajera, ellos son cordobeses que van viajando por el litoral Brasilero; Daisy; Adrián; su hijita India y su mascota Bondiola.

Con la promesa que a nuestro regreso volveremos a pasar unos días ahí, otra vez partimos rumbo a Japaratinga. Lo podíamos hacer por ruta , unos 60 kilómetros aproximadamente, pero también estaba la posibilidad de cruzar el río Manguaba en balsa, así que quisimos vivir esa experiencia.

En menos de 15 minutos estábamos del otro lado , empezamos a recorrer la ciudad y una larga costanera con mar turquesa y muchas palmeras, estacionamos la combi mirando el mar, bajamos las reposeras y desayunamos ahí con ese hermoso paisaje frente a nosotros.

Minutos después se acercó una parejita de Argentinos que recorren Brasil en bicicleta, vinieron a pedirnos si le podíamos calentar agua para el mate, obviamente que sí.

Éramos argentinos compartiendo una mateada, Florencia, Laureano y su gatita, Ágata (foto de tapa).. Ellos son artesanos y hacen malabares en los semáforos y con eso, más la generosidad de la gente Brasilera, que siempre les tiende una mano, solventan sus gastos y así poder cumplir su sueño de vivir viajando.

No solo compartimos la mateada sino que también los invitamos a almorzar con nosotros y disfrutar experiencias de vida viajando.

Son de la ciudad de Las Flores y con ellos aprendimos un poquito el oficio de malabarismo, con mucha risa y buena onda nos tuvieron mucho paciencia y nos alentaban a practicar.

Laureano le regaló tres pelotitas a Hugo para que pueda seguir practicando sin el, dos seres hermosos y carismáticos que nunca olvidaremos y que con sus cortas edades nos dejaron una gran enseñanza de vida, les deseamos mucha suerte y que sigan disfrutando de la vida en libertad como lo hacen.

Antes de que baje el sol ellos emprendieron camino rumbo a Maragogi, nosotros pasaríamos la noche ahí y al otro día seguiríamos viaje.

Cruzando la Balsa sobre el río Manguaba

Llegamos a Maragogi y otros viajeros nos habían recomendado Praia Ponta dos Mangues, una de las mejores playas del lugar. Lo hicimos atravesando una calle, que de casualidad encontramos, debido a que está toda la costa privatizada entre Posadas, Hoteles y viviendas particulares.

Hay muy pocas calles que tienen acceso público a las playas pero no están señalizadas, así que preguntando llegamos. ¡Una maravilla de playa! Mar turquesa muy calmo, calentito, otro verdadero paraíso.

Ahí pasamos un hermoso día de playa y luego nos fuimos para el centro porque teníamos que comprar algunas cosas para la cena. Paramos en un estacionamiento donde permiten motorhome y pasar la noche.

Al otro día quisimos ir a Praia Antunes pero nunca pudimos encontrar si había bajada pública, así que volvimos a la misma del día anterior y hicimos caminata por la playa, para así conocerla y cuando llegamos justo estaba la baja marea, eso nos permitió andar mar adentro unos 400 metros con el agua a los tobillos y totalmente transparente. Fue hermoso ver toda la costa desde adentro del mar.

Praia Ponta Dos Mangues

Pasamos dos días en Maragogi a pesar de que es una ciudad un poco incómoda para motorhome. Igualmente nos pudimos adaptar e instalar cómodamente.

Dejamos luego ese Estado que era el de Alagoas para ingresar al Estado de Pernambuco, a la ciudad de Tamandaré a Praia dos Carneiros, dónde de nuevo se repite la misma historia, una costa toda privatizada.

No pudimos hacer mucho porque amanecimos aquí con mucha lluvia y solo podíamos mirar películas adentro de la combi. A eso de las 15:00 horas despejó un poco y se fue la lluvia, así que salimos a caminar por la playa.

Queríamos conocer la Capilla de San Benito que data del siglo XVIII y está ubicada a la vera de la Playa. Caminamos unos 5km para llegar a conocerla, valió la pena aunque no pudimos entrar, se ve por fuera muy sencilla, frente a un mar alucinante.

Capilla Sao Benito – Tamandaré – Pernambuco

Seguí todos los sábados En Provincia esta aventura de Bianca, Fabiana, y Hugo.

Podes escribirles en: contacto@enprovincia.com.ar

Fotografías: Fabiana Dirazar Vecchio

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