Diario de un viaje: con la garrafa nueva por la belleza de los cerros y las playas

Fue el día de dejar Porto Belo para seguir camino, pero antes teníamos que hacer recargar la garrafa que se nos había terminado, al menos eso habíamos escuchado de otros viajeros, que había que ir a un lugar donde recargaban gas y listo. Pero no fue así. Dicen que está prohibido recargar garrafas de otro país, entonces tuvimos que comprar una con su regulador, que nos costó 375 reales, que serían aproximadamente unos 12.300 pesos argentinos, este es un muy buen dato para los viajeros en motorhome que piensan venir a Brasil.

Partimos con la promesa de volver, una ciudad hermosa con gente cálida y amigable y con playas súper tranquilas. Dejamos unos días esa paz y salimos a la ruta, llegamos a Itapema y cuando paramos a hacer unas fotos del lugar nos dimos cuenta que habíamos roto una cubierta y entonces Hugo se puso a trabajar para cambiarla. Luego era el momento de buscar una gomería para hacer el cambio de cubierta y tener de nuevo el auxilio, aunque nosotros aparte del auxilio, siempre llevamos una cubierta de repuesto.

Estas son cosas que pueden pasar cuando uno va viajando, así que lo tomamos con calma y solo fue pérdida de tiempo. Una vez solucionado esto continuamos rumbo a Camboriú.

Al llegar nos encontramos con una ciudad con mucho movimiento y una gran costanera, era casi imposible estacionar nuestra combi para poder bajar y hacer algunas foto, sabíamos que no nos íbamos a quedar porque en realidad por esas ciudades grandes pasamos y lo hacemos para conocer y de pasadita, preferimos ciudades y playas más pequeñas, ahí es donde nos sentimos cómodos y seguros.

Siempre priorizamos nuestra seguridad, cuando llegamos a ciudades grandes preferimos buscar alguna estación de servicio para dormir.

Finalmente logramos estacionar, bajar y pisar la arena de Camboriú y logramos hacer la foto para que nos quede de recuerdo, seguimos luego rumbo a joubile, está ciudad es la más grande del estado de Santa Catarina, así que otra vez teníamos que protegernos en alguna estación de servicio.

Sabemos que donde paran los camioneros hay más seguridad y allá fuimos, a Bianca no le gusta nada porque le tiene miedo al ruido de los camiones, pero claro, sabemos los tres que es más lindo parar y despertar mirando el mar, pero bueno, es parte del viaje para conocer mejores lugares.

Viajar tiene cosas lindas y otras no tanto, pero les puedo asegurar que vale la pena, porque los buenos momentos son los que pesan más. Llegar al mar, la montaña, las sierras, los ríos lo que sea, hace que te olvides de los contratiempos que se puedan tener.

Para volver a las playas teníamos que hacer aproximadamente 350 km hasta Peruibe y en ese trayecto nos encontramos con un camino entre montañas y mucha vegetación, que es tan característico de Brasil, totalmente maravilloso.

Llegamos por fin otra vez al mar, a Peruibe, está ciudad pertenece al estado de São Paulo, y ahora si a seguir la ruta BR 101 que nos lleva al litoral Brasilero y a un montón de lugares que ya tenemos marcados en el mapa.

Las expectativas son cada vez más grandes y la ansiedad de llegar a nuestra meta también. Nunca olvides de disfrutar el camino… Eso es más valioso que obtener cualquier resultado.

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Fotografías: Fabiana Dirazar Vecchio

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