Diario de un viaje: Renato, Eve, IOberlander y el desafío de vivir la vida

Esta semana fue de mucho aprendizaje, llegamos a Barequeçaba, estacionamos cerca de la playa y nos encontramos con un lugar hermoso y muy tranquilo dónde pasamos el día.

A la tardecita nos bañamos y como todos los días fuimos al supermercado para ver qué íbamos a cenar, eso lo pensamos para la cena pero también para el otro día solucionar el almuerzo en la playa.

Cuando salimos del súper se nos acercó Renato a preguntarnos de dónde veníamos y hacia donde íbamos. Él vive ahí pero es un viajero como nosotros, luego de un rato nos ofreció parar frente a su casa, agua, wifi y electricidad, otra vez nuestros ángeles en el camino.

Allá fuimos, nos recibió con mucha amabilidad junto a su señora Patricia y nos preguntó si estábamos usando la aplicación IOberlander, nosotros ya habíamos escuchado de otros viajeros que la usaban, es una aplicación con mucha información para el viajero, pero lo más importante es que indica lugares donde se puede parar a dormir y que son seguros,.

Algunos lugares son estacionamientos con vigilancia, otros en algún sitio de la ciudad o en la costanera de la playa y también como la casa de Renato que está como punto para parar y que te ofrece algo más que estacionar seguro.

Cuando la gente nos abre las puertas de su casa nosotros no tenemos palabras para agradecerles, pero ellos nos dijeron que otra gente en otros lugares del mundo hacen lo mismo por ellos, así que aprendimos que cada vez que veamos un viajero en nuestra ciudad tenemos que ser buenos anfitriones y ofrecerles lo que necesiten.

Volviendo al tema de la aplicación iOberlander, nosotros la habíamos descargado a nuestro teléfono pero nunca la pudimos usar porque está totalmente en inglés sin poder traducir nada y nosotros no entendemos nada del idioma, pues Renato con su paciencia infinita nos enseñó a usarla, nos dijo toca acá, después acá y luego acá y listo, ya la sabíamos usar.

Estuvimos dos noches en la puerta de su casa y le hicimos todas las preguntas sobre hacia donde íbamos y nos respondió y aconsejó de todo lo que sabía. No les conté que habla muy bien español por eso fue tan fácil comunicarnos.

Nos despedimos de ellos y de Barequeçaba y seguimos camino para llegar a São Sebastiāo, desde ahí queríamos subirnos al Ferri que te cruza a Ilhabela, pero nos llevamos la sorpresa de que no se puede ingresar a la isla en motorhome, solo se puede con una reserva hotelera y entonces nos quedamos con las ganas de conocerla y seguimos camino a Caraguatatuba.

En esta parte del viaje ya estábamos cancheros de saber usar la aplicación. La pusimos y nos llevo al centro de la ciudad de Caraguatatuba, a una plaza a pasitos de la playa, lugar seguro para dormir, Wifi libre y electricidad si se necesita, pero nosotros todavía no hemos comprado el adaptador que necesitamos.

Disfrutamos de la playa un rato y luego salimos a pasear por la ciudad y así conocerla un poco más, hacer mandado y todo eso.

Cuando volvimos estacionamos al lado de una Fiat Doblo hecha una casita con ruedas y con su única ocupante Eve, nos saludamos, presentamos y charlamos un rato, ella viaja sola, también estuvo en Argentina, en Buenos Aires aprendiendo a bailar tango y habla muy bien el español, tiene pensado recorrer nuestro país pero debe organizarse porque ella cree que le llevará un año recorrerlo todo, ahora está yendo para el norte de Brasil como lo estamos haciendo nosotros.

A la mañana siguiente cuando nos estábamos preparando el desayuno se acercó a nosotros y nos propuso desayunar juntos: Ahí en la plaza nos hacemos un picnic me dijo con una sonrisa. Claro que sí, bajamos reposeras, mesa y todo para desayunar juntos y aunque estaba lloviznando eso no fue problema, nos pusimos debajo de un gazebo de los artesanos de la plaza, que todavía no habían llegado.

¡Que lindo! Estábamos compartiendo desayuno y la vida con Eve. Nosotros le dijimos que nos parecía muy corajuda de andar sola viajando y ella nos contestó: Hay que tener coraje para levantarse todos los días cuando uno despierta en la mañana, no pasa nada. Pensé, tiene razón, cada día para enfrentar la vida hay que tener coraje, y ahí otra lección, otro aprendizaje, ella una mujer muy espiritual, creyente en dios y en qué nada malo le va a pasar, también nos contó que cuando la ven sola siempre la quieren proteger.

Nos despedimos de Eve con la cual quién dice que nos volvamos a encontrar y también lo hicimos de Caraguatatuba. Nos fuimos rumbo a Paraty, allí conocimos el centro histórico de la ciudad, la Iglesia de Santa Rita que data del año 1722, calle de adoquines, locales y bares pintorescos, un puerto donde hay muchas barcazas ofreciendo excursiones a los visitantes, bellas calles para recorrer y conocer su historia.

Dejamos nuevamente por un par de días la costa para ir por otra ruta que nos hiciera evitar entrar a Río de Janeiro, fuimos a Petrópolis y nos encontramos con una ciudad colmada de autos y nos era imposible estacionar en algún lugar, así pasamos horas dando vueltas y de nuevo recurrimos a IOberlander, pero pasamos por el lugar donde marcaba y también estaba colmado de autos, por suerte pudimos parar en un lugar y así poder esperar hasta la noche que se hiciera un espacio para poder dormir seguros.

Hoy ya estamos de nuevo en la costa, en Cabo Frío, este fue el lugar que elegimos para pasar unos días y descansar.

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Fotografías: Fabiana Dirazar Vecchio

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