El lenguaje audiovisual y el relato fundante para las nuevas generaciones

Profesor Por Dr. Luis Sujatovich* –

La pródiga oferta de videos que ofrecen las redes sociales, pone de manifiesto que las distinciones que se fueron construyendo durante la segunda mitad del siglo XX acerca de los géneros televisivos, han quedado en absoluto desuso. Lo mismo ocurre con la nación de zapping: a las nuevas generaciones no les depara ningún sentido esa denominación.

No se trata sólo de una renovación teórica, sino más bien de una etapa previa. Estamos atravesando un momento de ebullición conceptual, pero sin resultados positivos. Esta incertidumbre se puede corroborar no sólo en las imposibilidades quienes hemos nacido antes de Internet, sino también en los contemporáneos. Si les preguntamos qué están mirando en el celular, por ejemplo, pueden decirnos un youtuber, un tiktoker y en algunos casos, pueden adicionarle un nombre artístico. Y nada más, es decir que, para referirse a ese consumo, sólo dispone de una denominación genérica que refiere a una plataforma y a una duración breve.

La imposibilidad para disponer de denominaciones más específicas no se evidencia sólo en los nombres, también en los contenidos. ¿O acaso podemos definir de qué tratan los videos en las redes? Hay tantas temáticas como sujetos que participan, como si cada uno estuviera ensayando narraciones, probando combinaciones narrativas y estrategias discursivas para alcanzar el modelo que describa y fundamente a esta época. No han podido crear todavía un contenido que brinde sentido a la subjetividad de las nuevas generaciones, que explique el mundo y a la vez sirva de sustento para identificarse y, si es necesario, para ingresar en una pugna (simbólica) con argumentos.

La Ilíada, La Divina Comedia, Don Quijote de la Mancha, Los Miserables, Frankenstein han permitido a diversas generaciones comprender las ideas fundamentales que dieron forma, contenido y expectativas a las subjetividades de cada período histórico. En la actualidad aún carecemos de un relato dominante y quizás por eso sea tan sencillo encontrar tanta variedad de videos en cada plataforma, la búsqueda incesante, múltiple y desordenada acaso responda a la necesidad de hallar a quien sea capaz de dar con la cifra, la fórmula o la palabra que sintetice explique y concite el significado de las próximas generaciones.

El siglo XXI carece de una obra magna, es decir que todavía no tiene héroes (ni heroínas) ni causas que se asuman como justas, trascendentes y notables. Y esa orfandad no es gratuita: la ausencia de un modelo (incluso como referencia para vilipendiar) produce desazón, porque no es posible anhelar el paraíso sin una religión que lo prometa.

Habitar una sociedad sin arquetipos obliga a asumir que la razón de todo objeto está a la vista, y que ningún signo equivale a otro superior: una iglesia o un galpón serían semejantes. Así parecen estar las nuevas generaciones, pero podrán superarlo. Ninguna sociedad puede prescindir del relato que le es propio, aunque demore décadas en realizarlo. Las nuevas generaciones están afrontando la ardua labor de crear un orden simbólico propio. Y en el lenguaje audiovisual han podido entrever algo que a los demás nos está vedado.

*Investigador – Profesor Universitario – UDE – Universidad Siglo 21 –

Fotografía: https://unsplash.com/es/fotos/persona-tomando-foto-del-templo-jg3NTQilepo