Desde que llegamos a Brasil, no deja de sorprendernos sus playas, sus paisajes y su gente. Solo con recorrer el litoral, imagino algunos viajes más para andar sierras, montañas, cascadas y lugares que nos dicen, son dignos de conocer.
Este año pasamos aquí fechas importantes para nosotros, Navidad, Año Nuevo, nuestros cumpleaños y todos tuvieron otro sentir.
Ahora se acercaba el Carnaval ¡Sí! ¡Carnaval en Brasil! De solo imaginarlo nos gustaba la idea de vivirlo como la fiesta que es. Elegimos Río das Ostras en el estado de Río de Janeiro, una ciudad tranquila con playas muy lindas para pasar el fin de semana súper largo. Pero esto no fue ni parecido a lo que imaginamos.
Acá cada localidad decidía si hacer Fiesta de Carnaval o no: ¡Río das Ostras decidió que no! Por todo lo que conlleva el aglomeramiento de gente en ésta pandemia. Si uno se pone a pensar, la medida está muy bien tomada, las autoridades deben cuidar a las personas y así a toda la ciudad. Pero la medida igualmente no evitó que la gente se junatara en las playas.
Vista de la playa colmada en Río das Ostras
Río das Ostras explotó y nosotros quedamos casi atrapados en medio de una ciudad repleta de turistas y playas colmadas, una persona al lado de otra, así literal, dónde parecía que ya no cabía nadie más, llegaba una familia y se instalaba y a eso se sumaba que no solo llegaban con sombrilla, reposeras y conservadora, sino que también traían un parlante que funcionaba a todo volumen, que a su vez se mezclaba con los que ya había y creo que se trataba de una competencia, cuál sonaba más fuerte.
Nos queríamos morir, era una cosa de locos. Tampoco podíamos movernos de dónde estábamos estacionados porque volver a encontrar un lugar nuevo más alejado se veía casi imposible. Pero no lo pudimos soportar, huimos de la ciudad al tercer día, preferíamos salir a la ruta y tal vez dormir en una estación de servicio que seguir ahí.
Salimos con rumbo incierto, sabiendo que todavía el feriado seguía y por los lugares que pasaríamos a lo mejor estaban igual o peor. Lo corroboramos al llegar a Angra dos Reis, intentando hacer algunas paradas en playas que fueron imposible, así que terminamos como ya sabíamos que podía pasar, en una estación de servicio.
Luego, al llegar a Ubatuba, el panorama cambió. Ubatuba en el estado de Sâo Paulo tiene muchas playas y vimos una a la vera de la ruta con un estacionamiento grande y allí paramos, pasamos el día en Praia Vermelha do Norte y desde ahí miramos la aplicación IOberlander para ver qué nos indicaba cerca para descansar seguros.
Nos marcaba Praia Barra Seca, así que a la tardecita salimos con ese rumbo para instalarnos. Llegamos y quedamos pegaditos a la playa, estacionados al lado de un restaurante. La gente del lugar nos dijo que podíamos quedarnos sin problema.
Amanecimos en un lugar maravilloso, un mar calmo, como ya saben que nos gusta a los tres, rodeados de morros que hace que el paisaje sea aún más bello y tan característico de Brasil.
Vista desde el Motorhome de la Praia Barra Seca en Ubatuba
Quiero destacar y así responder a una pregunta frecuente que nos hacen los lectores de este diario, que en este viaje nunca hemos tenido problema con respecto a permanecer con Bianca en todas las playas que estuvimos, ella siempre es bien recibida, y como se ve en las fotos que publicamos, ella disfruta al igual que nosotros, y también a veces le saca una sonrisa a la gente cuando la ven detrás nuestro meterse al mar y nadar o que una ola la lleve de nuevo a la orilla o cuando espera largos ratos que salga algún cangrejo.
La gente nos felicita por su buen comportamiento y hasta le sacan fotos. Creo que por dónde anduvimos entienden que los perritos no molestan ni dejan basura en la playa, cosa que vimos mucho de las personas, ver cómo dejan su basura tirada en las playas no da mucha tristeza. Nosotros somos súper responsables y cuando hay mucha gente, no dejamos que Bianca ande suelta y pueda molestar, y así como nosotros, todos los que van con sus mascotas a la playa.
Aunque supimos de otros viajeros amigos, que en Bombas y Bombinhas y también Camboriú no los dejaron estar con su perrito en la playa, nosotros nunca tuvimos ese problema. Para los que tenemos mascota y alguna vez viajamos y la tuvimos que dejar, sabemos lo que nos extrañan y nosotros a ella, así que disfrutar de viajar y con Bianca es todo lo que está bien.
La tranquilidad y belleza de Praia Vermelha do Norte en Ubatuba
Seguí todos los sábados En Provincia esta aventura de Bianca, Fabiana, y Hugo.
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Fotografías: Fabiana Dirazar Vecchio
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