Diario de un viaje: regresando en el sueño que vivimos, sin Isla Velha

Tuvimos que dejar el paraíso de Praia Barra Seca en Ubatuba para seguir camino rumbo a Caraguatuba, también en el estado de São Paulo, una ciudad marcada en el mapa para volver.

Cuando pasamos allá por el mes de noviembre de 2021 la conocimos con lluvia, estuvimos varios días y nunca paró, por eso volvimos a conocerla mejor y disfrutar de sus playas.

Vista de Paria Grande en Caraguatuba

Llegamos con un día radiante de sol, Caraguatuba es una ciudad de 120.000 habitantes muy tranquila, tiene una costanera grande y fuimos directo a Praia Grande, nos estacionamos sin problemas y nos instalamos en la playa, un mar con olas pero suaves y con agua cálida, todo muy disfrutable, así que pasamos ahí un día maravilloso.

Al atardecer consultamos la aplicación IOberlander y nos indicó Praia de Martín de Sá y cuando llegamos allí estaba lo mejor de viajar, otros viajeros en motorhome: Arlem, Elsa y su mascota Leo (foto de tapa), ellos son Brasileros y obvio que nos pusimos a conversar inmediatamente, van rumbo al Noreste, de dónde nosotros estamos volviendo y como ellos no conocen, nosotros les dimos varios puntos para parar.

Vista de la Paria de Martín de Sá en Caraguatuba

Cómo dije antes, eso es lo mejor de viajar, conocer gente con nuestros mismos pensamientos y filosofía de vida, con tantas personas hemos hablado, no solo las que andan en motorhome, sino también con gente que se acerca y nos felicita, que nos dicen, este es mí sueño, otros que se lo están haciendo y o se  lo van a comprar y pasan a conocer nuestra casita que nosotros mostramos orgullosos, aunque a veces esté un poco desordenada, pero las historias de vida que hemos escuchado siempre terminan con la frase ¡ahora queremos disfrutar!

Se dieron largas charlas dónde terminamos hablando de nuestras vidas y familias, nos invitan a sus ciudades y a sus casa y nosotros les advertimos que tengan cuidado porque somos fáciles de convencer y aceptar invitaciones, tenemos tantos contactos de teléfono y algunos de ellos cada tanto nos preguntan por dónde andamos.

Nos fuimos de Caraguá, como le dicen cariñosamente los lugareños, rumbo a São Sebastián. Cuando íbamos para Natal uno de nuestros destinos era Isla Velha, dónde hay que cruzar en balsa desde São Sebastián, pero unos viajeros Brasileros nos indicaron que estaba prohibido el ingreso de  motorhome a la isla, entonces decidimos en ese momento seguir a otro destino, luego cuando estábamos en Maracaípe conocimos a unos viajeros Argentinos, de Córdoba en motorhome y de Mendoza en camper y conversando sobre los lugares que habíamos visitado, entre muchos, habían cruzado a Isla Velha y nosotros le dijimos lo que nos habían dicho, que no se podía en Motorhome, al menos que tengas una reserva Hotelera, ellos sorprendidos nos dijeron que cruzaron sin problema y pernoctaron dos noches en la isla. Así que para no quedarnos sin nuestra propia experiencia, decidimos intentar cruzar.

Llegamos hasta las cabinas de cobro para ingresar a la balsa, preguntamos si nosotros podíamos pasar y nos dijeron que sí, pagamos 19 reales y ya estábamos en la cola para subir a la balsa.

Bueno, dijimos: ¡al final se podía! En un momento se nos acercó una señorita y nos llamó la atención de una garrafa de gas vacía que tenemos muy bien atada arriba del techo, nos dijo que la teníamos que bajar porque así no podíamos subir a la balsa, costó un montón desatarla porque hasta una cadena con tornillos la sostenía para mayor seguridad, todo esto lo hizo Hugo bajo el sol del medio día que pegaba fuerte, cuando la garrafa ya estaba dentro de la combi se nos acerca otra señorita para decirnos que en motorhome no podíamos cruzar a la isla. ¿Que? ¡Pero si preguntamos, nos cobraron, nos hicieron sacar la garrafa del techo! Bueno, conclusión, no pudimos cruzar, pero al menos ahora, sabemos por propia experiencia que no se puede. ¿Cómo hicieron los otros viajeros? No sabemos.

Seguimos viaje hacia nuestra próxima parada que era Peruibe. Arlen y Elsa nos indicaron un punto para parar donde está su amigo Maciel que tiene un bar en la playa. Buscamos el lugar y allí paramos, Maciel nos recibió muy bien y sin pensarlo mucho nos ofreció agua y wifi, cuando nos encontramos con gente así, no sabemos cómo agradecerles, pero Hugo esta vez encontró la manera, todas las mañanas cuando llega Maciel le ayuda a poner todas las mesas, sillas y sombrillas en la playa.

Peruibe es una ciudad de 70.000 habitantes y también está en el estado de São Paulo y como también tiene una linda costanera con una bici senda hermosa, retomamos a salir a andar en bici que hacía como dos meses que no la andábamos debido al gran calor que hacía. Y ahora acá estamos, seguimos disfrutando de nuestra casa con ruedas, de la gente, del mar, la arena y ricas comidas.

La vista de la Praia do Centro en Peruibe

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Fotografías: Fabiana Dirazar Vecchio

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