Mar Del Plata a principios del siglo XX “los edificios perdidos”: el gran Hotel Bristol

Arquitecta Carina Ikasovic –

¿Cuáles son los edificios perdidos?

Son los “ausentes”, los que ya no están por un motivo u otro ya sea un siniestro o un gran negocio inmobiliario y así fueron sustituidos por otros edificios modernos más rentables. Esa suerte corría nuestro bello Hotel Bristol.

¿Cómo se gestó la idea de construir tan grande, bello y lujoso hotel en nuestra ciudad?

Bueno, Patricio Peralta Ramos fundó Mar del Plata en 1874 junto con el patrimonio puerto de “Laguna de los Padres”. Así comenzó a formarse de a poco un pequeño poblado de bellas residencias veraniegas, luego de la visita de Dardo Rocha, gobernador de la provincia de Buenos Aires a Mar del Plata y quedarse maravillado por eso extiende el ferrocarril hasta estas tierras permitiendo el mejor acercamiento de la gente hacia la zona costera.

Como no todos los visitantes de la alta aristocracia porteña, tenían sus residencias aquí, Pedro Luro hizo construir el Gran Hotel, que se vio desbordado inmediatamente en la temporada 1886/87.

Por tal motivo, su hijo José Luro formó en 1887 la Sociedad anónima Bristol Hotel, con el objetivo de construir en hospedaje de lujo.

¿Cómo fue su construcción?

El Bristol Hotel fue construido velozmente e inaugurado el 8 de enero de 1888. Estaba ubicado en la manzana comprendida en las calles San Martín, Rivadavia, Entre Ríos y Corrientes, frente a la actual playa Bristol.

A partir de 1890, cruzando la calle Entre Ríos se construyeron el comedor y los salones de baile, en un edificio independiente que se fue ampliando hasta completar la manzana entera.

Contaba con pabellones en forma de “U” encerrando un jardín abierto para el esparcimiento. Se conectó más tarde el sector de servicios con las cabañas a través de dos pasajes subterráneos. Redescubiertas en 1974, cuando operativos de Obras Sanitarias que realizaban excavaciones en la calle Buenos Aires.

El Hotel contó con suministro eléctrico generado por una usina ad hoc, y en 1899 ya tuvo su propia central eléctrica. El éxito del hotel fue inmediato así que hubo más ampliación hacia las calles San Martin, Corrientes y Rivadavia.

En 1898 fue agregado un edificio de estilo francés con planta baja y dos pisos con habitaciones en suite. Esta construcción fue ampliada, en 1910 llegó a tener 4 pisos de habitaciones.

En 1909 se amplió el comedor, obra encargado a los arquitectos Harper y Roberto Harrison Lomax.

¿Cómo era arquitectónicamente el edificio?

¡Vamos por partes, porque era muy grande!

El primer bloque del edificio del Hotel que fue inaugurado en 1888 y conocido como “la casa vieja”, era un edificio de 45 metros de largo y 28 metros de ancho que se desarrollaba en tres plantas y contaba con 67 habitaciones en estilo anglo normando.

La planta baja era de mampostería con arcos de medio punto que se repetían a lo largo de la fachada. Los dos pisos superiores tenían pan de Bois: estructuras de madera con entrepaños de ladrillos. Los techos con varios mojinetes eran de pizarra.

El frente principal mirando hacia la costa, tenía en su remate 2 torres de planta rectangular con remates piramidales.

El comedor tenía unos 400 metros de largo y los cielorrasos estaban decorados por artistas franceses con bellos paisajes de ángeles y en querubines y bailes regionales, fuentes pagadas chinas.

El ambiente estaba iluminado por dos filas de ventanas que desde el exterior se veían como dos plantas. En el exterior había una galería de madera techada para desayunar al aire libre y contemplar el mar.

Los muebles eran de coba o roble americano, fabricado en Inglaterra, por la firma Thopson & Cia, los mármoles de carrara de Italia y los bronces y artesanías de Francia las vajillas platería y arañas de Bacarat y cristal de roca, además de alfombras persas.

Por la calle Rivadavia entre Rio y el Boulevard marítimo se construyó en 1899 el anexo de habitaciones en suite, más costosas que la del edificio original. Este edificio era de estilo academicista con detalles de arquitectura italianizante con mansardas francesas.

Aquí los huéspedes tenían cocina, enfermería, mucamas bilingües las 24 horas, contaban con salas de juego, salas de lectura y gran salón de baile con escenario y los pisos de arriba era de gran lujo para recibir a las grandes personalidades.

En cuanto a las dependencias estaban por la calle Rivadavia, la cocina, la carnicería y la panadería que producía su propio pan y productos de confitería.

Con la inauguración del hotel se levantaron gran cantidad de casillas de maderas sobre la playa Bristol que se comenzaron a unir por una plataforma y cubiertas por un toldo. Este fue el origen de la primera rambla de madera. El paseo tenía 3 metros de ancho y estaba apoyado sobre la arena. En 1890 fue destruido por un temporal de mar.

Este balneario estaba conectado con el comedor por un puente de 150 metros de largo. Pero… ¿qué fue de todo esto? ¿Por qué no quedo nada?

Su decadencia se atribuye a varios hechos. Primero la llegada de automóvil a principios del siglo XX, hizo que los huéspedes del hotel lo abandonaran y construyeran sus propias residencias en la loma de Stella Maris. Por otro lado la Gran Depresión de 1929 marcó un abrupto final al turismo de clase alta y la llegada de la clase media acelerando el proceso la pavimentación de la ruta 2.

El hotel realizo su última cena el 16 de junio de 1944. Luego del cierre, la inmobiliario Peracco Sociedad Anónima se encargó de la subasta del mobiliario, adornos, y otros objetos, también se subastaron los tres edificios del Bristol, los dos primeros fueron totalmente demolidos para la construcción de edificios residenciales de propiedad horizontal.

Así la manzana con los cuatro pabellones que alojaban el comedor y los salones fueron transformados en la Galería Bristol.

Así el antes lujoso edificio fue tapado por carteles publicitarios marcando su acentuado deterioro.

De forma provisoria funciono en 1950 en los antiguos salones del comedor el Banco Provincia de Buenos Aires.

Para la década de 1960 la galería era explotada por la firma Galería Gran Central Empire Estate y contaba con 7500 m2 cubiertos, 42 locales externos, 38 internos, 24 stands y 3 cines.

Los días para el Bristol estaban contados y así fue que terminó en remate y remate tras remate, todos sus pertenencias.

Mientras tanto se toma estado público el proyecto de un edificio torre de 30 pisos en las tierras donde se había asentado nuestro bello y legendario hotel Bristol.

En 1969 se comenzó a promocionar el futuro complejo en los medios, cuyo nombre sería Bristol Center. Fue llevado a cabo por las firmas Fundar SA y Construir SA, ambas propiedad del empresario Daniel Gravier.

El complejo fue construido por etapas a partir de 1969, ya que sería tres torres y un centro comercial y cultural. Luego de la muerte de Gravier tras un accidente de aviación y comenzada la dictadura militar de 1976 el proyecto fue suspendido, comenzando así las denuncias judiciales de los propietarios que nunca llegaron a recibir sus departamentos comprados.

Al día de hoy el fracaso Bristol Center sigue inconcluso.

El Complejo Bristol Center sigue “inconcluso”, sus propietarios desconformes, perdidos, estafados ante el sueño de su propiedad.
Y el Hotel Bristol destruido, demolido, rematado ¡una calamidad!

Pero sigue en nuestra memoria documentos, fotos, anécdotas.

Si hay una sobreviviente es la araña del comedor principal, traída desde París, lucia el salón principal, conociendo el esplendor de las cenas, bailes y reuniones de la aristocracia durante tres décadas. El 3 de julio se procedía la subasta de la araña que Pedro Luro había hecho traer desde Paris para su Ciudad de invierno en la provincia de Corriente. El precio de la araña oscilo hasta la suma de $2500. La compro la compañía de Grandes Hoteles, el señor Odileso Gaparotti quien anuncio que sería donado a la Basilias de San Pedro, tal como se llamaba a la actual Catedral de la Santa Pedro y Cecilia.

“Hoy la araña traída por Luro, incorporado al patrimonio de la Ciudad sigue engalanando la Catedral de Mar del Plata como la única sobreviviente de una centuria de Luces y Sombras”.