Las netiquetas: una posibilidad para volver a debatir acerca de la naturaleza humana

Profesor Dr. Luis Sujatovich – UNQ – UDE –

Las netiquetas conforman un grupo de normas de comportamiento social que buscan ordenar, a partir del respeto y la cordialidad, la comunicación en la red. La primera versión fue creada por Sally Hambridge en 1995 para los empleados de INTEL. El crecimiento de Internet las hizo famosas y a la vez exigió que fueran ajustándose a las nuevas demandas. No suponía el mismo desafío aleccionar a un grupo de trabajadores que a millones de usuarios anónimos que carecían de lazos con la empresa.  La propuesta de comportamiento sugiere evitar los insultos, el uso de la mayúscula sostenida (dado que se interpreta como un grito) e invita a tratar de tener una ortografía correcta para facilitar el diálogo. Se advierte también acerca de la similitud entre una conversación por chat y una personal, esperando así que se asuma cierto compromiso en lo que se enuncia, así como cierta responsabilidad en los términos usados. Es notable el esfuerzo que realizan quienes han ido contribuyendo a renovar la lista (que puede consultarse íntegramente en muchos sitios Web) para acertar con aquellos  términos que amedrenten a quienes su carácter los impulsa a excederse de los límites que se pretenden establecer. No deja de ser candorosa la suposición de que un nuevo escenario nos modificaría. Si en la realidad “analógica” cada vez es más complicado hallar ámbitos donde prime la cortesía, ¿qué nos hizo creer que sería diferente en la red? ¿O acaso no somos los mismos?

Se suele hacer referencia al comportamiento esperado conforme las interacciones se oponen a sus principios, pero en la mayoría de las ocasiones el reclamo hacia el cuidado de las buenas costumbres y a la educación no resultan eficaces. Es por eso que algunas plataformas han optado por intervenir con sanciones de diversa índole, demostrando así que sin una autoridad competente nuestro desempeño no tiende hacia la bondad. Aunque sólo en casos muy graves se castiga con la expulsión.

En consecuencia, las netiquetas nos brindan una oportunidad inesperada: continuar desplegando el histórico debate acerca de la naturaleza humana contraponiendo las perspectivas de Maquiavelo y Rousseau. “El hombre es malo por naturaleza, a menos que precise ser bueno” propone el filósofo Italiano. “El hombre es naturalmente bueno, es la sociedad quien lo corrompe”, sostiene Jean Jacques. La diferencia es sencilla de advertir. Y sin la desmesurada pretensión de saldar la cuestión, podemos acordar que si nuestra opinión debería fundarse considerando las modalidades que adoptan las relaciones digitales, el abrupto desenlace que tienen las discusiones y la creciente problemática en torno a los delitos que acosan a los más incautos,  resultaría muy complejo coincidir con Rousseau.

En los próximos años, ¿aumentarán los asuntos a considerar en la nómina de netiquetas o disminuirán? ¿Cuál sería su apuesta? La mía se anuncia en la misma formulación de la interrogación.

No se trata de regodearse en el pesimismo, sino de asumir que la tensión entre el deseo y la ley no se resuelve sólo con buena voluntad.