Un día hubo un Vuelo Sanitario Con Yoyo Maldonado

La historia que me cuenta Yoyo en su casa.

Guillermo Fausto Maldonado es más conocido como “El Yoyo Maldonado”. Es un laureado piloto automovilístico, que nos recibe en el patio de su bella casa de 9 de Julio, donde reside y, lugar en donde se dedica a las tareas rurales. Hablar con el Yoyo es como estar con un docente, porque tiene claridad en las palabras que hace lindo poder escucharlo. Donde estamos nos acompañan unos álamos plateados y el olor al pasto recién cortado.

Me cuenta que a las 02:00 de la madrugada lo despiertan con un llamado desde el hospital de 9 de Julio, no es azar que así ocurra. El Yoyo es una persona muy reconocida, un referente para mucha gente. Esta vez le piden que colabore para recibir un helicóptero sanitario que estaba viniendo desde la ciudad de La Plata, cuya misión era buscar a un niño para su traslado, debido a que se encontraba en un estado muy delicado. El Yoyo además de ser un piloto de autos, también lo es de helicópteros. Así que nadie mejor que él para poder recibir un vuelo de esas características. Mientras el operativo se prepara, se interioriza de lo que está ocurriendo, a la vez que llega al lugar donde la aeronave debe aterrizar.

En el patio donde conversamos con Guillermo Maldonado, muy cerca de nosotros, se puede observar un quincho vidriado, que dejan ver copas que brillan con el color del sol mientras atardece. Hay tantos centelleos como uno puede imaginar.
Sigue contando el Yoyo, que luego de dos horas empezaron a sentir el golpe de las palas del helicóptero en el aire. Para ello todo estaba preparado en el lugar. Mientras la aeronave comenzaba el descenso, el niño recién arribado en la ambulancia esperaba, bajo un cielo repleto de estrellas en la noche clara. “Hay cosas que sorprenden, si bien conocía la logística de estos operativos, me vi gratamente sorprendido por el nivel y profesionalismo del mismo. Yo vi operativos similares en países de primer mundo, y me alegró comprobar que estamos al mismo nivel” me dice el Yoyo Maldonado.

La aeronave que aterriza en 9 de Julio, pertenece al Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Se trata de un helicóptero sanitario de última generación, equipado con una moderna terapia intensiva a bordo, que desde su adquisición ha cumplido una ininterrumpida tarea social, salvando vidas de personas. La aeronave sanitaria corresponde a la flota que posee la Dirección Provincial de Aeronavegación Oficial, a cargo del Ingeniero Aeronáutico, Jalil Amado.

“Fue una experiencia inolvidable vincularme al operativo, que intentaría salvar un niño que se encontraba en estado delicado. Fue sin duda algo muy importante haber estado en un hecho de tamaña magnitud, sobre todo al comprobar el profesionalismo con que se realizó. Además tengo entendido que gracias a Dios, todo salió bien con el nene atendido” expresa Yoyo Maldonado.

Cuando un vuelo está confirmado hacia un destino hay una serie de factores que convergen para que el mismo pueda formalizarse. La logística del vuelo a realizarse se centra en la composición del mismo y tiene distintos pasos a seguir. Cada uno de ellos es fundamental. Se inicia con un llamado telefónico que recibe el área de Operaciones, el cual se transforma en el primer eslabón para comenzar con el armado de un vuelo. Todo debe hacerse en equipo y cada parte es un engranaje que encaja de manera perfecta para que se pueda salvar una vida.

Un aire fresco se cuela en la charla y con su tranquilidad en el hablar, Yoyo dice: “Me quedo con la mejor opinión del equipo sanitario y de pilotos, realmente felicitaciones a cada uno de ellos, porque son sin duda las personas que todo argentino quisiera tener al lado ante cualquier complicación de salud. Solo quisiera agregar que ante tantas cosas que a diario nos sacuden, ver algo tan positivo como esto, con tanta gente en equipo tratando de ayudar, realmente reconforta. Sigan así y comuníquenlo todo lo que puedan, porque esto es una bocanada de aire fresco que nos hace bien a todos”.

Cuando nos vamos de la casa de Guillermo Maldonado hay un perfume a eucalipto que se puede sentir en todos lados. Pero si uno presta un poco más de atención, se escucha de fondo, entre la brisa, el rugir de un motor Volkswagen, que seguro siempre está cerca del Yoyo.