Magistral e imprescindible “HEARTSTOPPER”, el “Harry Potter” LGBT+ del siglo XXI

Por Andrés Mazzitelli

Alice May Oseman nació en 1994 y publicó su primer libro a los 17. Después de varios trabajos más, siempre en el género de la ficción para jóvenes-adolescentes, en 2014 creó “Heartstopper” y la hizo pública bajo el novedoso formato del comic-web, es decir una historieta que se publica por internet. Ella misma realizó las ilustraciones del comic.

Fue tal el éxito que dos años después la historia se editó en papel, conservando el formato de novela gráfica, y fue también un rotundo suceso editorial. Hasta la fecha, la saga cuenta con 4 libros y un quinto anunciado para fines de 2022.

NETFLIX adquirió los derechos y estrenó la versión serie de TV el 22 de Abril. Hablemos entonces de la versión televisiva de esta singular historia.

“Heartstopper” transcurre en el ámbito de la escuela secundaria inglesa. La historia gira en torno al frágil Charlie y al -en apariencia- sólido Nick. El primero, un adolescente casi sin autoestima, consecuencia del bulling sufrido a lo largo de la escolaridad por su inocultable condición de gay. El segundo, un compañero de clase, destacado rugbyer, apuesto, popular en su escuela, que derrocha encanto y masculinidad.

Ambos se conocen al compartir la clase y se genera una amistad instantánea que poco a poco trascenderá y se convertirá en cristalino amor.

Claro que no todo es tan simple. Charlie viene saliendo de una tortuosa relación con el manipulador Ben, otro alumno, que esconde su homosexualidad y sólo la asume a escondidas, por lo tanto, niega e ignora a Charlie en público. Nick, consecuencia de su nueva amistad con Charlie, empieza a descubrir que muchos de sus compañeros de equipo son unos truhanes burlones homofóbicos, en especial el odioso Harry. También están Elle, amiga de Charlie, que se ha cambiado de colegio para asistir a una escuela de chicas, obligada por su naturaleza trans, y se enamora de su mejor amigo, Tao, sin que éste lo advierta, y la enamorada Imogen, que se regala literalmente a Nick en momentos en que el muchacho está intentando descifrar qué le sucede con Charlie, mientras se desliza con vértigo y confusión hacia una homo o quizás bisexualidad, Mientras, todos dan por sentado que está saliendo con Tara, quien en realidad es lesbiana y pareja de Darcy, que no tiene problemas en mostrar su condición sexual.

Esa madeja es “Heartstopper”. Sin embargo, mágicamente, el hilo fluye con brillantez narrativa y actuaciones de antología, gracias a una eficaz puesta en escena que respeta meticulosamente la versión literaria, tanto que por momentos la novela gráfica parece el storyboard de la serie, y seguramente lo sea. Las diferencias mínimas, sólo detectadas por el fandom más detallista, y la increíble reproducción visual de escenarios se debe a la participación de la misma autora, que escribió los 8 episodios de esta primera temporada.

La banda sonora de Adiescar Chase, a través de un enfoque instrumental electrónico, capta la energía y la alegría adolescente, la excelente fotografía de Diana Olifirova y la dirección de Euros Lyn, que se cuela en la intimidad de los personajes como si fuera un insecto invisible, como si no quisiera perturbar la química de los diálogos, haciendo incluso guiños a cine entrañable, como “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” de Michael Gondry. Todo esto redondea una obra consumada que además tiene a la galardonada Olivia Collman (The Crown- The Father) como cereza de la torta.

Es cierto, en el universo imaginado por Oseman parecen no existir las drogas.

Pero no hace falta hilar tan fino.

En la pantalla, “Heartstopper” es quizás lo mejor que se ha hecho, no solo en la temática LGBT+ adolescente, sino en relación a todos los estrenos del año. Es fresca, compleja, arriesgada, es explícita sin ser bizarra y evita los golpes bajos. Funcionaría incluso de maravillas si se exhibiera a nivel didáctico. Simplemente está magníficamente escrita y actuada.

Están dadas las condiciones para que se convierta en el Harry Potter del siglo XXI, porque viene de un éxito editorial, y porque es una saga que genera una legión de seguidores fervientes, que sin duda crecerán mientras los personajes también lo hacen, a lo largo de las venideras temporadas, exactamente como en la obra de J.K. Rowling.

El tiempo lo dirá.

Lo único que las diferencia es que sin duda hay que tener la mente y el corazón abiertos a las problemáticas que aborda. O en todo caso, a lo mejor, quizás “Heartstopper” termine por ayudar a abrir mentes y corazones que aún siguen cerrados.