En “Teoría de la gravedad”, la periodista y editora Leila Guerriero recuperó sus columnas escritas para El País de España durante cinco años, las editó y reorganizó a partir de ejes como la escritura, el duelo, la vida en la ciudad y la convivencia, para dar lugar a una condensación de sentidos que, en forma de crónicas breves, golpean, conmueven e interpelan al lector en torno a la práctica de la existencia.
Instalada en su estudio de Villa Crespo, la autora de “Los suicidas del fin del mundo” se dispone a una de las tantas conversaciones que mantiene en estos días vía Zoom con periodistas de distintas partes del mundo que quieren entrevistarla o con participantes de festivales de periodismo y literatura que se inscriben para escuchar sus intervenciones, y lo hace con un entusiasmo que crece cuando habla de su oficio, de su manera de contar el mundo.
En una entrevista con Télam, Guerriero dice que “tenerse paciencia cuando las cosas no salen es indispensable”, compara el momento de la escritura con el de amasar o cosechar porque “no siempre sale igual y requiere tiempo” pero dice que “hay que hacer el esfuerzo” por preguntarse por lo que uno tiene para decir si va a romper el silencio y hablar con un altavoz porque asevera que una columna es eso: un altavoz.