La narrativa transmedia: una compleja manufactura de relaciones posmodernas

Profesor Dr. Luis Sujatovich – UNQ – UDE –

Cada época consagra a algunos textos como aquellos que mejor expresan su identidad, sus anhelos y expectativas. La Biblia, la enciclopedia y la prensa moderna son sólo algunos de los ejemplos más notables. Estos géneros son un fiel exponente de diferentes formas culturales que le dieron origen, pero no sólo por aquello que cuentan sino también por el pacto de lectura que establecen. Un escrito sagrado exigía ciertas reglas, momentos y actores: un ritual que cada año recomenzaba. La lectura circular, propia de los ciclos de la naturaleza y que tanta influencia tuvo en la Edad Media, se ajustaba con absoluta precisión a la Biblia, al Corán y a la Torá.

El afán de examinar, organizar y poner a disposición todo el conocimiento científico de Occidente puso a los iluministas franceses a la vanguardia de una publicación tan prestigiosa como poco leída: la enciclopedia. La elucidación precisa, la solvente información ofrecida y las referencias de vasta erudición pretendían difundir las luces del saber a la sociedad para lograr que la ignorancia, la violencia y las injusticias desaparecieran. Sus formas de lectura estaban articuladas a los laxos tiempos que tenían los burgueses del siglo XVIII: la verdad existía en todo su esplendor, era perenne y les pertenecía derecho adquirido desde la Revolución Francesa.

La prensa moderna en su necesidad de convocar a la mayor cantidad de lectores posibles, dada su matriz de negocio sostenido por la publicidad, expandió sus temáticas, sus formatos y sus lenguajes para interesar tanto al gerente, como al obrero y al comerciante. Los ámbitos y formas de consumo fueron muy variados, pero todos tenían un denominador común: la noticia. De existencia breve pero muy intensa.

El advenimiento de la posmodernidad trajo consigo un cambio sustancial: la apropiación de las tecnologías de la información y de la comunicación por parte de diversos grupos de fieles seguidores de diversas películas, libros y videojuegos generó el surgimiento de la narrativa transmedia. Se trata de una producción colaborativa de diversos relatos que extienden, modifican y recrean las historias observadas con fruición en el cine, en la televisión y en la red. Scolari tiene un valioso libro al respecto y allí ofrece una apreciación significativa acerca de las tensiones entre las empresas y los consumidores acerca de los derechos de autor y de la imposibilidad de contener las variaciones que se multiplican sin su control.

A pesar de esta irrupción que está renovando el campo cultural, se trata de un modelo que aún no halló su prototipo, su representación ideal. Está establecido el modo de generar las condiciones para propiciar el desarrollo de diferentes creaciones acerca de una obra, y también la forma de gozar de ellas. Sin embargo, no hay todavía un relato que abarque todas las posibilidades que la narrativa transmedia ofrece. Sutil ironía posmoderna: comenzar por el final y dejar en suspenso el principio. La forma, el fondo y los fanáticos ya están: nos falta el contenido. Parece increíble, pero es apenas contemporáneo.