La mayor riqueza es la salud porque sin ella la vida se vuelve más complicada

Dra. Carol Moseley – Especial para En Provincia desde San Francisco – Estados Unidos –

La mayor riqueza es la salud. Sin ella la vida se vuelve más complicada, más dura y medio triste. ¿Es posible compartir este lujo de bienestar y salud?

La navidad y el año nuevo es la época del año en la que nos ponemos al día con amigos y familia. Tal vez todo el año ni siquiera hemos pensado en estas amistades pero, al llegar al fin de año, queremos volver a saber algo de la vida de nuestras relaciones alejadas. Entonces cuando un amigo mío me envió un mensaje contándome que estaba muy bien después de haber donado un riñón me quedé más que sorprendida. Claro que marqué el número de teléfono a Nick de inmediato, quería escuchar su historia y preguntarle sobre su estado físico y los detalles de cómo sucedió este acontecimiento.

Su esposa fue mi mejor amiga y murió hace diez años de cáncer de mamá. Nick conoció muy bien la angustia de acompañar a un ser querido en su lucha contra una enfermedad mortal. Cuando Leslie, su pareja actual empezó a experimentar insuficiencia renal, sabiendo lo que estaba en juego, juntos se pusieron a investigar a fondo todos los posibles tratamientos. Se supone que diálisis peritoneal en el hogar mejora la calidad de vida. Luego de que le tocaran varias infecciones e incluso la necesidad de someterse a unas cirugías, ya no pudo seguir con esa terapia. Entonces el siguiente paso fue ir a un centro de tratamiento de hemodiálisis tres veces a la semana. A pesar de que este procedimiento puede extender la vida, conlleva muchas limitaciones. La realización de diálisis significaba dedicar casi un día entero al traslado, luego lidiar con el cansancio después del procedimiento. Por muy agradecidos que estuvieran por esta tecnología que mantenía con vida a Leslie, decidieron empezar la investigación y las pruebas que les daría a conocer si Nick fuera un donante compatible. Resultó que sí.

Después de meses en espera a raíz del Covid y la necesidad de posponer cirugías catalogadas de no urgentes, llegó el día. Cada uno estaba en su habitación preparándose mentalmente mientras las enfermeras hacían su trabajo para preparar para ambos el quirófano. Una de ellas le preguntó a Nick si sabía quién sería el receptor de su riñón. “Claro que sí, es mi novia, pero no una novia cualquiera.” A pesar de que no era parte del protocolo la enfermera decidió llevar a Nick al cuarto de su pareja, con tal de poder él decirle unas palabras tranquilizadoras. Al llegar a lado de su cama Nick le dijo a Leslie “no te preocupes, todo va a salir bien, te veo muy pronto. Y por cierto ¿te casas conmigo?” Bajo los efectos de los calmantes que le administró su enfermera antes de entrar en la sala de operaciones, nunca escuchó la respuesta. Al despertarse en su habitación del hospital, se fijó en un letrero pegado a una bolsa de suero a lado de su cama y allí vio las palabras escritas, “¡ella dijo que sí!”

Casi tres meses después ambos se han recuperado de las cirugías y están haciendo planes para su boda.