El buque varado en el canal de Punta Indio replica lo ocurrido en el Canal de Suez

El hecho coincide con la peor bajante del Río Paraná en más de medio siglo. Podría replicarse a nivel nacional lo ocurrido en el Canal de Suez.

El canal de Punta Indio es la vía de conexión del Río de la Plata con el Océano Atlántico.

La varadura del buque gasero Hoegh Esperanza en el canal de Punta Indio, en el Río de la Plata, amenaza con replicar, a nivel nacional, los estragos ocurridos en el Canal de Suez durante marzo por el enorme carguero Ever Given, que permaneció encallado por casi una semana. La situación es inquietante para la logística de las embarcaciones que operan tanto en el puerto de Buenos Aires como también en la hidrovía Paraná-Paraguay, por donde salen al mundo los productos de la agroindustria.

La Prefectura Naval Argentina ya está trabajando en el lugar, frente a un escenario con varios barcos con granos, subproductos agrícolas, combustibles y minerales que se encuentran demorados a la espera de una creciente de la marea que solucione el problema.

La embarcación noruega, que cuenta con 294 metros de largo y 46 metros de ancho, tenía como destino a Escobar para descargar gas, pero ahora se encuentra entorpeciendo el comercio exterior de la Argentina con otros países; tanto de importaciones como de exportaciones.

El canal de Punta Indio cuenta con apenas 100 metros de ancho y es el único acceso a todas las terminales de la cuenca del Plata. Se conecta con la capital uruguaya de Montevido, para, desde allí, acceder al Atlántico.

Por este motivo, se propone la puesta en marcha del Canal Magdalena como una vía alternativa, ya que con unos 150 metros de ancho, y una profundidad aproximada de 4,5 metros, permitiría mayor fluidez en la navegación, con ingresos y salidas simultáneas de los buques. Además, funcionaría en el sentido natural de la corriente, abaratando los costos y agilizando los tiempos.

Aseguran que, una vez puesto en funcionamiento, el Magdalena traería aparejado una reducción de los gastos y de la demora para las naves más grandes que suelen operar en terminales como las de Bahía Blanca o Quequén. Eso representaría un alivio, sobre todo, para los cerealeros o gaseros, que generalmente deben completar sus operaciones en los mencionados puertos.