Vivir o morir en Miami

Dr. Martín Zuccato –

Aprovechando la oportunidad:

La actual pandemia mundial de Covid 19 (SARS-CoV-2) representa un gran ingreso económico para el condado de Miami-Dade, en especial porque ni Latinoamérica ni el Caribe cuentan con la infraestructura necesaria para la distribución rápida y eficaz de vacunas, lo cual generó un gran aumento de cargas aéreas y de vuelos chárter relacionados con extranjeros que viajan a esa ciudad a recibir la vacuna contra esa enfermedad, mas todo tipo de beneficios por alojamiento y consumo de los viajeros.

El Aeropuerto de Miami (MIA según la sigla internacional), recibió años atrás una certificación de IATA para el manejo y procesamiento de cargas farmacéuticas, productos de alto valor, de gran fragilidad y que necesitan mantener la cadena de frío. Para ello tiene un gran volumen de cámaras frías. Las firmas de cargas UPS y FedEx se dividieron en dos el país para distribuir las vacunas, el oeste para la primera y el este para la segunda. Las vacunas Pfizer llegan al Aeropuerto de Miami a través de UPS, que las trae desde su planta elaboradora en Michigan y Kentucky. Del resto se encarga FedEx. “A principios de 2020 ya sabíamos que íbamos a liderar la distribución de vacunas para Latinoamérica y el Caribe” explicó un funcionario de logística de MIA. En Miami han sido fieles a la regla que enseña que “en cada crisis hay una oportunidad”. Y también a la de no dar puntada sin nudo.

La vida, la vacuna:

Flavio Galli es de la ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires, y estando de paso por la ciudad de Miami, en la península-estado de Florida, fue testigo en estos días, de dos fenómenos históricos: el de la vacunación masiva de personas contra el coronavirus de tipo 2 (SARS-CoV-2), mediante un operativo sumamente eficaz y organizado en el mismo aeropuerto, y el de la desaparición de más de 100 personas por el inaudito derrumbe de un lujoso edificio de departamentos frente al mar.

“Es increíble, los tipos lo tienen todo resuelto, como siempre” –dice Flavio, algo asombrado- “Nosotros no fuimos sólo a eso, también tenía que resolver un tema profesional allí…pero queríamos aprovechar porque aún no estábamos vacunados, y porque a la persona que me acompañaba los médicos argentinos le habían recomendado una marca de vacuna en especial por un tema de salud. A medida que el vuelo iba llegando, la incertidumbre era mayor, pues si bien habíamos leído y escuchado mucho de lo simple que es vacunarse allí, esperábamos vivir nuestra propia experiencia con mucha ansiedad. Así que bajamos del avión de Aerolíneas Argentinas en el aeropuerto de Miami, y al entrar a la terminal, ya los parlantes anunciaban que estaban disponibles vacunas para mayores de 18 años. Lo que menos nos imaginamos que al pasar la primer puerta de salida, donde generalmente tu primer encuentro puede ser un familiar o el empleado que te espera para entregarte un auto alquilado, ahora  a  ese sector se le agregaba un ordenado centro de vacunación, Es decir vas con tu valija, completás un formulario y lo más llamativo, es que podés elegir que vacuna querés darte.  En ese lugar estaba disponible la Pfizer y la Johnson&Johnson, que es de una sola dosis”

“Así que allí mismo hacés la fila correspondiente a la marca de vacuna que elegiste y en no más de 10 minutos estás vacunado. Luego, te hacen sentar en el mismo lobby por un lapso de 15 minutos, para ver que no tengas alguna reacción desfavorable y pasado ese tiempo te llaman para ver si estás bien, y de ser así, ya te dejan salir”.

“También –sigue contando Galli- podés hacer lo mismo en 2 cadenas de farmacia de la zona. Es más, si entrás a esas farmacias y  te ven con aspecto de ser mayor de 50 años, ya te consultan si te vacunaste. Si decís que no estás inoculado, te ofrecen la posibilidad de hacerlo ahí mismo. Una de ellas fomenta la vacunación al punto tal que a los que lo hacen le dan la posibilidad de participar en sorteos por dinero o viajes en crucero” Según Flavio, hay un alto acatamiento a las normas de prevención: “considerando que es uno de los lugares con más vacunados, es notable como aún se cuidan y siguen respetando … en los lugares de servicio todos los que atienden usan los barbijos. El barbijo allí no es obligatorio, por lo que pude averiguar, pero aún así los carteles en los comercios y lugares cerrados sugieren el uso de barbijos, y solicitan que si no estás vacunado por favor no ingreses sin el tapabocas”. “De todos modos, nunca te preguntan si estás o no vacunado, apelan a la responsabilidad de cada uno”

La muerte, el derrumbe:

Alojarse en la Champlain Towers:

La Champlain Towers era un edificio residencial de 12 pisos ubicado al norte de Miami. Hasta el jueves 24 de junio pasado contaba con 136 departamentos. En la madrugada de ese día, 55 de ellos se desplomaron repentinamente. Primero colapsó su sector central, cuya caída demoró solo cuatro segundos. Cinco segundos después se derrumbó el sector oeste. En un total de doce segundos todo había terminado, y una nube de polvo cubría el lugar. Muchos de sus residentes eran turistas ocasionales. Algunos eran argentinos.

Cuenta Flavio: “El jueves a las 7.15 de la mañana, mientras dormíamos, un familiar que vive en Miami comenzó a llamar insistentemente a nuestros teléfonos … en una de esas llamadas logre escuchar el teléfono de mi mujer y la desperté preguntandolé si había puesto la alarma … como en Argentina era una hora más pensé que podía haber ocurrido algo allí con nuestros hijos o algún familiar … en los teléfonos había llamados y muchos mensajes de amigos nuestros de Argentina preguntando si estábamos bien… y los que sabían dónde estábamos alojados preguntaban si el derrumbe había sido cerca … ahí rápidamente prendimos la tele y no podíamos creer lo que veíamos … nos impactó mucho el dolor y la angustia de la gente afectada, y la cercanía del desastre, justo en nuestra ocasional visita… Por suerte nosotros estábamos un poco más al norte, no en la zona de Surf Side, sino a unos 15 minutos de auto de donde fue el derrumbe. No escuchamos el fragor del desplome, pero debe haber sido escalofriante, algo así como la demolición del viejo Albergue Warnes, pero con la gente adentro y circulando por allí. Es una zona de mucho tránsito esa Avenida, siempre pasábamos por allí porque conecta el Sur con el Norte de Miami … las nubes de polvo se extendieron por varias cuadras, y la sola montaña de restos supera la altura de 3 o 4 pisos”.

“Lo que sucedió, desde la óptica profesional –Flavio es Ingeniero Civil recibido en la UNLP-, es improbable pero claramente no es imposible, habrá que esperar las pericias de los técnicos pero es posible que haya acontecido una concurrencia de factores determinantes, un problema de suelos, ya que originalmente esa era una zona pantanosa, de manglares ganada al mar, algo que quizás afectó la estructura de hormigón, más probablemente la salinidad de la cercanía marina. Ese lugar está pegado al océano Atlántico… Los  especialistas de allí hablaban de informes previos, incluso  mostraban fotos,  donde ya habían anunciado problemas en los hierros de la estructura de hormigón, que ya estaban a la vista, y corroídos. También se mencionó que ese edificio tenía muestras de pequeños movimientos diferenciales. Es sorprendente de todos modos el desastre, ya que las normas de seguridad para construcción y mantenimiento allí son muy estrictas, o al menos eso parece… En Miami se les exige a la administración de los consorcios renovar sus certificados de preservación del edificio en buen estado de mantenimiento cada 40 años, seguramente con lo que ha sucedido aparecerán nuevas medidas y además se bajara la cantidad de años para la renovación de estos certificados. Hay que esperar y luego aprender de la experiencia…”

Flavio recién ahora comienza a elaborar todo lo que allí sucedió, mientras está felizmente de regreso en su casa, cumpliendo la cuarentena en familia, y con al menos una dosis de la vacuna aplicada.

Otros viajeros quizás no tuvieron la misma suerte.

La vida y la muerte, la eficiencia y el fracaso con diferencia de pocos kilómetros. El éxito que se obtiene a partir de la previsión y el desastre que sigue a un hecho en el cual sin duda no ha sido ajena la desidia.

La diferencia entre vivir o morir en Miami.