Por Guillermo Cavia –
El hombre tiene en la pierna izquierda el tatuaje de un Fleet, se trata de un avión biplano de dos plazas que se utilizaba para entrenamiento de pilotos o para el uso deportivo. Fue un prototipo de alta belleza que se producía en Estados Unidos y Canadá, entre los años 1920 y 1930, del siglo pasado.
Es muy probable que Mariano De Torres Curth haya dicho, como primera palabra, al comenzar a hablar: “avión”. Toda su vida está impregnada con la aviación, está en sus genes, porque su abuelo paterno, Enrique Delfín, era piloto de un Fleet, lo volaba en Tres Arroyos. Pero además hay otro dato que es también revelador, la mamá de Enrique Delfín, se había transformado en la primera piloto de la Provincia de Buenos Aires. Incluso el papá de Mariano, quiso también hacer el curso, pero un accidente previo le dificultó la visión y cortó la posibilidad de hacer las horas de vuelo.
No hay azar posible cuando un niño haciendo la escuela primaria en Zarate, dibujaba algunos instrumentos de vuelo en su pupitre: anemómetro, barómetro, altímetro, variómetro, coordinador de viraje, horizonte artificial, brújula, indicador de potencia. Todos esos relojes allí, al alcance de la mano, en su mesa de escuela. Sentir la aviación en las entrañas y no perderse jamás la posibilidad de ver una aeronave en vuelo o en tierra.
Mariano tiene una familia hermosa, su esposa, dos hijas y un hijo. Residen en la ciudad de La Plata. Recuerda su primer vuelo a los 13 años: “con mi papá y hermana, que había cumplido los 15 años, fuimos a Miami, para poder ir a Disney, era parte del regalo para ella que estaba festejando sus quince. Ese viaje fue para mí el primero en avión, donde por supuesto elegí el lado de la ventanilla, tanto de ida como de vuelta. Poder ver todos los movimientos del ala, sentir el vuelo, era como estar en Disney sin haber llegado”, cuenta Mariano, para agregar: “siempre que vuelo trato de ir del lado de la ventanilla y sobre el ala del avión”.
Cuando uno lo escucha hablar a Mariano, da la sensación que es locutor o que tiene un programa de radio, porque la voz delata esa idea. Seguramente de hacerlo, sería acerca de la aviación. Ama desde siempre todo lo que sea aeronáutico y es por eso que eligió trabajar en la Dirección Provincial de Aeronavegación Oficial y Planificación Aeroportuaria (DPAO y PA). Está en ese lugar desde el año 2008 realizando la tarea de Radio Operador.
Cuando una aeroevacuación está por realizarse, es el Radio Operador el que recibe el llamado y es quien comienza a accionar una serie de factores que, permiten lograr que una aeronave esté dispuesta con todo lo necesario para cumplir la misión. El trabajo del Radio Operador es fundamental, es el primer eslabón para comenzar con el armado de un vuelo, que Mariano dice: “puedo preparar en 12 minutos; tener lista al área médica, de pilotos, mecánicos, todo el personal alistado para ese vuelo, incluso la aeronave en la plataforma pronta para partir y el parte meteorológico necesario para los pilotos. Es el principio del intentar salvar una vida, un sanitario salva una vida, un vuelo CUCAIBA salva varias”, dice Mariano, refiriéndose también a los vuelos para el trasplante de órganos.
El destino de las personas a veces está gobernado por una llama que puede estar encendida toda una vida, en el caso de Mariano, hay dos patrones que se repiten: el deseo de estar cerca de la aviación, las máquinas, los motores, el aire y la esperanza de salvar vidas. Se puede visualizar porque antes de haber hecho el curso de radio operador para ingresar a Aeronáutica de la Provincia de Buenos Aires, había realizado el recorrido de guardavida, que le permitió trabajar en esa noble profesión en las playas de la provincia y también en piletas. “Siendo Guardavidas y siendo Radio Operador, en ambos casos, para salvar vidas, hay un protocolo que se activa y nada puede apartarse de ese fin. De esa necesidad, se deben utilizar todas las posibilidades” dice Mariano.
Ha pasado mucho tiempo en que Mariano cursaba en la Escuela 1 de Zarate, la recuerda con mucho cariño y a la vez con nostalgia, porque “muchos amigos de esa época han muerto debido a la droga o la delincuencia”, dice. Quizás aquellos relojes de vuelo en su pupitre de escuela le permitieron despegar, tener una manera de elevarse y aprender a ser un sobreviviente de muchas cuestiones y pruebas que le ha presentado la vida. La lucha de las personas permite hacer el camino que uno sabe que puede andar.
Mariano vive en La Plata, pero en su moto, el último 22 de marzo, viajó hasta Chascomús. No fue una incursión como cualquier otra, esta se tornó absolutamente especial, porque es el lugar elegido para iniciar su curso de piloto privado de avión. “Los sueños siempre se pueden realizar, me subí al avión y lo volé como si lo hubiera hecho desde siempre, realicé los procedimientos, las emergencias. El instructor, cuando faltaban todavía unos 20 minutos para terminar mi primera hora, me preguntó si realmente me gustaba, porque a veces entre el sueño y la realidad puede haber un abismo. Lo miré y le dije que voy a hacer la carrera de piloto, porque es un sueño que ya puedo realizar” cuenta Mariano con una sonrisa que le ilumina toda la cara.
Mariano Augusto De Torres Curth, es un integrante de la DPAO y PA. Es como cada trabajadora y trabajador, una articulación fundamental en la misión que las 24 horas, durante los 365 días del año, realiza aeroevacuaciones y vuelos de traslado de órganos, que posibilitan la esperanza de vida de personas.