
Investigadores e investigadoras de Conicet comprobaron que los agroquímicos impactaron en el sistema reproductor y el hígado de ranas y sapos, estado que da indicios de lo que podría ocurrir en otros animales e, incluso, en el ser humano.
El estudio que se publicó en la revista científica Water Air & Soil Pollution fue realizado por científicos y científicas la Universidad del Litoral (FBCB-UNL) y la Universidad Nacional del Nordeste.
Los científicos evaluaron los efectos de la exposición crónica a agroquímicos en dos especies de anfibios que habitan en arroceras de las provincias de Santa Fe y Chaco, indicó la agencia Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTyS).
Para la investigación eligieron, en cada provincia, un campo arrocero y ambiente natural sin contaminantes donde se colectaron ejemplares machos adultos de dos especies de ranas y sapos.
Los investigadores estudiaron dos órganos especialmente sensibles a la exposición con agroquímicos: las gónadas (glándula genital, masculina o femenina) y el hígado.
En Santa Fe seleccionaron una especie de rana (Lysapsus limellum) que cumple todo su ciclo vital, desde la fase de renacuajo hasta adulto, en ambientes acuáticos como los que se generan en las arroceras.
En tanto, en los campos de Chaco recolectaron ejemplares de un sapo (Rhinella bergi) que inicia su etapa larval en el agua pero que luego, ya en su etapa adulta, se traslada a la tierra.
En ambos casos, se trata de animales altamente susceptibles que habitan en dichos cultivos y que, por ese motivo, se encuentran crónicamente expuestos a sustancias como bentazon, molinato, propanil, clomazone, 2,4-D y al herbicida más conocido y estudiado en el territorio, el glifosato, entre otros químicos.