Mar del Plata a principios del siglo XX – Rambla Bristol

Arquitecta Carina Ikasovic –

Hacia 1910 la Ciudad de Mar del Plata se encontraba en plena apogeo económico.

Por una lado las villas veraniegas pertenecientes a la alta burguesía porteña que pasaban sus veranos de diciembre a marzo a la ciudad, paseándose por la Rambla Lasalle (de madera, tomando baños de mar, concurriendo a fiestas en el Bristol Hotel, gastando mucho dinero en el Casino Mar del Plata, convertían a la Ciudad en el destino indicado de la belle epoque: “El mundo parecía maravilloso”.


Si algo le faltaba a la Ciudad era una Rambla a la altura de las circunstancias. Es así que el 27 de enero de 1908 la Asamblea de Socios del Club Mar del Plata que era un centro de reunión de la alta burguesía con el fin de generar mejoras en la Ciudad, resolvió la construcción de la Rambla Bristol, verdadero símbolo de progreso y bienestar económico que atravesaba el país.

La Rambla anteriores habían sido construidas en madera. Los turistas merecían contemplar el mar, pasearse, encontrarse con sus amigos y gratificarse de las hermosas vistas del mar en una Rambla de acuerdo a sus estándares económicos, y por eso la Rambla Bristol llamada así como el famoso balneario francés sería y fue de material.

El proyecto fue presentado al Congreso donde el diputado Lopez Bauchardo afirmó: “Es ridículo

que en medio de todos los chalets, palacios y demás obras debidas al esfuerzo privado aparezca como una demostración de la desidia de los poderes públicos, un armazón de madera de unas cuadras de largo, que solo por espíritu de imitación puede llamarse Rambla”.

“El proyecto fue aprobado y los trabajos comenzaron en febrero de 1911. La Sociedad Francés de Construcción y Obras estuvo a cargo de la edificación y los planos pertenecían al arquitecto Luis Jamín y al ingeniero Carlos Agote.

Para realizar la obra se autorizó un empréstito de 7 millones de pesos. El dibujo daba una idea gráfica sobre las obras proyectadas que buscaban unir las playas Bristol y la Perla formando una especie de muelle. Era una explanada de unos 10.000 metros cuadrados, levantándose en la construcción un gran casino, a semejanzas de lo que se realizó en la Costa Azul de Francia.

Se había proyectado cubrir el arroyo que desembocaba en Punta Iglesia con Jardines, como los campos Elíseos y llevaría el nombre de Avenida Pueyrredón.

Por otro lado el Boulevard Marítimo quedaba cerrado frente al Club Mar del Plata por medio de jardines escalonados.
Estos proyectos no fueron ejecutados totalmente, solo la Rambla Bristol fue construido en su totalidad.

¿Cómo era la Rambla Bristol?

Era una edificación paralela al mar de 400 metros de largo y 30 metros de ancho. Tenía una terraza de 1200 metros cuadrados que llegaba a contener hasta 10000 personas.

Contaba con 3 grandes pabellones: el de Flora, en un extremo con 2000 metros cuadrados, contaba con salón de refrescos, restaurantes, salas de juego y armas. El pabellón Argentino, ubicado en el otro extremo, con la misma capacidad que el anterior con salón de confitería, restaurante, sala de juegos y de baile.

El pabellón musical, en la parte media de la terraza, con capacidad para 30 profesores donde se daban conciertos a diario.
La terraza tenía una balaustrada de 1 metro de alto en toda su extensión y grandes escalinatas del lado del mar y de los hoteles, veredas anchas, iluminación eléctricas, plantas y sillones.

En el nivel inferior de la terraza se encontraba una galería de 5 metros de ancho bordeada de columnas.
Del lado de los hoteles había 70 habitaciones para comercios de distintos rubros, cigarralera, juguetería, librería, etcétera. Del lado que mira al mar estaba la galería de los baños con unas 300 casillas para 2,4 y 6 personas.

Hacía la Ciudad, la Rambla era un majestuoso balcón abierto al mar con una larga fila de columnas neoclásico. Se parecía a una galería de la calle de París.

Contaba con adornos en mayólica traídos de Europa, cúpulas lujosamente decoradas y vitrales que filtraban la luz del sol. Cada detalle de la construcción había sido elaborado con sentido artístico.

La Rambla Bristol era de material e hierro, estaban al lado del mar, la corrosión de sus materiales llegó en poco tiempo en el salón de las esculturas, propio de la misma Rambla, se restauraba las piezas que el mar se comía.

Pero no hubo caso, la Rambla Francesa por la que Alfonsina Storni se paseaba y hasta visitaba por el mismísimo Carlos Gardel, llegó a su fin, el 8 de febrero de 1938 cuando se ordenó su demolición.

Parte de sus escombros fueron a parar en los años 30 y 40 a varias calles de Parque Luro, echándole alquitrán para formar el primer y precario asfalto de la zona.

Las farolas de alumbrado de la Rambla Bristol hoy lucen impecablemente restauradas en la Plaza Mitre.

Varias baldosas de su pavimento provenientes de Bélgica están colocadas en la Plaza Peralta Ramos y sus bellos macetones de material adornan actualmente la Gruta de Lourdes.

“Se entiende que nadie va a Mar del Plata a disfrutar del mar, para admirar las cambiantes juegos de las olas sobre las rocas, la magia de los crepúsculos o los claros de luna, porque todo el día la gente vuelve la espalda al océano y no tiene ojo más que por los pasantes. Se va a Mar del Plata a lucirse, a divertir a las muchachas.

Las familias de las provincias intentan mezclarse con las de Capital y hacerse relaciones, las niñas de tierras adentro, no tienen bastante con un mes de vacaciones para exhibir todo su guardarropa”.