Las miradas que muestran la esperanza y la desesperanza

En el andar cotidiano si somos observadores nos daremos cuenta que la realidad del presente nos muestra dos caras, la esperanza y la desesperanza.

Un árbol que en unos años será un hermoso algarrobo, que dará sus flores, frutos y sombra, es parte de la esperanza, pero además que alguien le haya puesto unas piedras pintadas de colores para adornar su crecimiento, es saber que la humanidad tiene herramientas suficientes para mejorar.

Quizás es la obra de una niña o un niño, puede que lo sea de un adulto, no lo sabemos. Pero alguien se tomó el trabajo de elegir las piedras, pintarlas y colocarlas para adornar al algarrobo que está creciendo en una plaza. Ese hecho muestra sin lugar a dudas que la humanidad tiene una esperanza.

También en la misma observación se puede encontrar la desesperanza. Está muy cerca del árbol, en la misma plaza. Se evidencia en un poste de una farola vandalizado, caído porque alguien en algún momento tuvo el tiempo suficiente de romper, destrozar y ser idiota de turno. Una acción que solo denota estupidez en su máxima expresión.

Demuestra que quizás no haya esperanza en la humanidad, que necesita destrozar para sentirse completa. Son dos caras, en una misma plaza. No se trata de un equilibrio establecido, es el desequilibrio en el que hace décadas estamos sumergidos. Una visión de derrota que solo se puede calmar gracias a las pinceladas en unas piedras, alrededor de un árbol de algarrobo.