La economía está en default cognitivo

Profesor Por Dr. Luis Sujatovich* 

El debate educativo suele quedar atrapado en un repertorio conocido: infraestructura deteriorada, salarios docentes insuficientes y estadísticas de abandono que se repiten año tras año. Sin embargo, hay una dimensión que casi nunca ocupa un lugar central en la conversación pública: las consecuencias económicas de esta crisis.

No se trata únicamente de un problema pedagógico; es una falla estructural que debilita la base productiva del país y limita cualquier proyecto de crecimiento. Cada retroceso en comprensión lectora o matemática se traduce en menor competitividad, menor desarrollo y mayor desigualdad.

La deuda invisible: lo que el país deja de ganar

El problema no radica solo en los recursos que se asignan de forma insuficiente o ineficiente. El verdadero impacto se manifiesta en lo que la sociedad deja de producir cuando las trayectorias educativas se interrumpen y el acceso a titulaciones se vuelve limitado. Cada estudiante que abandona la escuela representa una pérdida económica concreta: menor productividad, menor capacidad de innovación y mayor dependencia.

Una economía sin capital humano calificado se torna vulnerable. Y esa vulnerabilidad no se observa únicamente en las aulas vacías, sino en empresas que no logran crecer, en industrias que no consiguen competir y en países que quedan rezagados frente a dinámicas globales cada vez más exigentes.

La ecuación rota

Según datos de Argentinos por la Educación (durante 2024-2025), 1 de cada 2 estudiantes de tercer grado no comprende lo que lee. Solo el 22% de los jóvenes de 15 años finaliza la secundaria en tiempo y forma.

Los resultados internacionales refuerzan este panorama: en PISA 2022, Argentina ocupó los puestos 66 en matemática y 58 en lectura entre 81 países. El 54,4% del alumnado se ubica por debajo del nivel mínimo en lectura y 7 de cada 10 no alcanza niveles básicos en matemática.

En la evaluación Aprender, apenas 3 de cada 10 estudiantes del último año del secundario logra un desempeño satisfactorio en matemática y solo 4 de cada 100 alcanza un nivel avanzado.

Estos datos no son meras referencias educativas: constituyen señales de alerta económica.

Del aula al algoritmo: una cadena interrumpida

Un país con bajos niveles de comprensión lectora y escasas competencias matemáticas enfrenta un doble desafío: inempleabilidad creciente y productividad estancada. Esta situación se intensifica por el avance acelerado de la inteligencia artificial.

Las tareas rutinarias están siendo absorbidas por sistemas automatizados, lo que incrementa la demanda de perfiles con pensamiento crítico, creatividad y capacidad de resolver problemas complejos. Sin una base educativa consistente, millones de jóvenes quedarán desplazados, no por ausencia de empleo, sino por falta de competencias para insertarse en los trabajos emergentes.

Más que una crisis: la redefinición del proyecto nacional

La crisis educativa ya no admite lecturas parciales: es un problema estructural que redefine las posibilidades de desarrollo. Cada año sin una política sostenida de mejora profundiza asimetrías que luego ningún programa económico puede corregir. Lo que está en juego no es únicamente la calidad del sistema escolar, sino la capacidad del país para sostener su propio proyecto de desarrollo en las próximas décadas.

*Docente e investigador – Colaboración para En Provincia.

Fuente de la imagen: https://cursos.aiu.edu/images/A-2709-EdufinEconomia-BBVA-1024×416.jpg