Científicos bonaerenses construyeron un cañón de ozono que desactiva virus y bacterias de los ambientes.
El prototipo está diseñado para esterilizar transportes públicos, aulas, ambulancias y patrulleros y es único porque cuenta con sistema de control y telemetría.
Investigadores e investigadoras del Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) construyeron el primer cañón de ozono para descontaminar ambientes de virus y bacterias. El prototipo está pensado para la esterilización de ambulancias, patrulleros, ómnibus, trenes y otros vehículos, así como también aulas de escuelas, geriátricos, salas de hospitales u otros espacios cerrados, y su funcionamiento se puede monitorear desde un celular.
El proyecto llevó cuatro meses de trabajo y fue identificado por el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires, a través de su Subsecretaría de Ciencia, en el marco de la Convocatoria “Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19” del Ministerio de Ciencia de Nación.
“El ozono es un poderoso oxidante que rompe la membrana lipídica de los virus y bacterias y los desactiva”, explicó Martín Salibe, técnico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y responsable del área de Transferencia y vinculación Tecnológica del IAR (asociado entre el CONCIET-UNLP y CIC). “La idea del cañón es aumentar la concentración de ozono controladamente”, agregó, “ya que se trata de un gas que, con su adecuada concentración, resulta amigable con los seres humanos y mascotas”
El equipo transforma el oxígeno del ambiente en desinfectante y luego vuelve a reconvertirse en oxígeno. Lo innovador es el sistema de control, que permite seleccionar la concentración del gas y mediante la telemetría que diseñaron los y las científicas emite determinada concentración durante el tiempo adecuado en función de la temperatura y la humedad, para lograr la desactivación de los virus y las bacterias. Además, posee alarmas para desalojar el espacio que será descontaminado y para alertar al operario que el ambiente está esterilizado.
En comparación a otros métodos de desinfección, los especialistas sostienen que el ozono es más potente que el cloro y que el amonio cuaternario, no deja ningún tipo de residuo en el ambiente y tiene ventaja sobre la luz ultravioleta ya que, al ser un gas llega a todos los lugares, independientemente de la posición del cañón. Además sólo utiliza energía eléctrica y es el único desinfectante que se puede aplicar sobre la comida.
Cabe destacar que los técnicos se encuentran realizando las últimas pruebas junto a profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y estiman que el producto estará disponible a mediados de diciembre.