En 1956, el icónico Gran Canal de Venecia, en Italia, fue sometido a una monumental operación de limpieza y drenaje, una tarea excepcionalmente rara en la historia de esta ciudad única.
Para lograrlo, se construyeron enormes esclusas y barreras para interrumpir el flujo de agua y permitir el vaciado del canal.
Los trabajadores se dedicaron a desenterrar y limpiar el lecho del canal, cubierto durante años por capas de lodo, escombros y objetos perdidos.
Durante este proceso, emergieron a la luz numerosos artefactos que arrojaron luz sobre la historia y la vida cotidiana de los venecianos, incluyendo monedas antiguas, joyas y utensilios domésticos centenarios.
Más allá de sus aspectos estéticos, la limpieza fue crucial para mejorar el flujo de agua y reducir el riesgo de inundaciones que amenazaban la ciudad.
Este evento no solo fue históricamente significativo, sino que también destacó por su impacto en la preservación y protección de esta vital arteria fluvial.
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