Se lo denominó como “supertierra” debido a su tamaño mayor al de la Tierra, similar al de Neptuno, y su composición parecida a los planetas rocosos del sistema solar. Su masa es de 8.08 Tierras y se encuentra orbitando una estrella semejante al Sol en tamaño y brillo.
Sin embargo, su temperatura difiere diametralmente de la terrestre. Debido a su cercanía al astro Copérnico, que es mayor a la de Mercurio con el Sol, tarda tan solo 18 horas en completar una órbita y es extremadamente caliente. Estos datos dan a entender que es posible que toda su superficie sea un océano de magma, en vez de estar compuesta por roca sólida.
Este planeta rocoso se encuentra a 41 años luz de la Tierra, y las investigaciones recientes utilizando el telescopio espacial James Webb (JWST) develaron la posible naturaleza de su composición.
Su recorrido tan cercano a la estrella le aportó a los científicos la información necesaria para llegar a la conclusión de que no gira sobre sí mismo, sino que uno de sus lados está sumido en una oscuridad permanente, mientras que el otro recibe luz en todo momento. Debido a esto, por más que comparta ciertas características con la Tierra, no es habitable.
Más allá de que 55 Cancri (así se lo llama al planeta) no se considera que pudiese albergar vida, estudiar su composición atmosférica podría ampliar el conocimiento sobre la manera en la que funcionan los planetas rocosos, y develar de qué manera logran mantener una atmósfera rica en gases necesaria para el desarrollo de la vida como la conocemos.