Por Mariana Pulella * –
Entonces, podrías preguntarte:
Si no llego a fin de mes, ¿qué estilo de vida tengo?
Si cobré y ya no tengo dinero, ¿voy a trabajar horas extras para conseguir más?
Si no sé cómo voy a hacer este mes con todo lo que tengo que pagar, ¿voy a pedir prestado?
Si creo que quizás el mes que viene pueda, ¿alguna vez llegó ese mes que viene?
Las respuestas, podés obtenerlas de tu familia.
¿Qué quiero decir con esto? Nuestro estilo de vida actual es resultado de nuestras acciones, y estas acciones de nuestros pensamientos, es decir de nuestras creencias limitantes “la raíz de todo lo que tenemos o no tenemos en nuestra vida”. Pero, ¿dónde nacen estas creencias limitantes?
Se originan y se empiezan a formar cuando somos niños, hasta los 9 o 10 años, de lo que nos dicen, lo que escuchamos, vemos, vivenciamos o vivencian otros, personas cercanas a nosotros y que confiamos. Confiamos tanto que no cuestionamos, sino más bien las tomamos como verdades absolutas. Estas personas pueden ser maestros, vecinos, amigos… pero sobre todo la familia, con quienes pasamos el mayor tiempo y nos transmiten sus valores y filosofía de vida.
Por eso, el resultado de tu vida actual depende en un gran porcentaje de lo que hayas absorbido de pequeño. Preguntas como ¿Qué estilo de vida tengo? ¿Voy a trabajar horas extras para conseguir más? ¿Voy a pedir prestado?
¿Alguna vez llegó ese mes que viene? son el resultado de lo que escuchaste, te dijeron, viste y vivenciaste en tu entorno familiar. Seguramente, escuchaste que “no hay para todos”, “hay que trabajar duro para lograr más”, “el dinero no es importante”, “el dinero no crece en los árboles”, entre otras. Esas respuestas no van a estar lejos del estilo de vida y comportamiento que tuvo tu familia, y que aún tiene.
Solo hay que observar. Su estilo de vida, es y va a seguir siendo el tuyo. Por supuesto, será así solo si continuas con esa misma manera de pensar. Todo puede cambiar para vos.
Por lo tanto, tenemos dos caminos:
1) Si somos adultos, pero no somos padres, podemos empezar por reconocer nuestras creencias limitantes y trabajar en ellas para reprogramar nuestra mente y cambiar los resultados en nuestra vida.
2) Ahora, como padres, es fundamental trabajar en el punto anterior, no solo por nosotros mismos para tener el estilo de vida que queremos, sino -y sobre todo- para transmitir a nuestros hijos una filosofía desde la abundancia, donde hay para todos, y no desde la escasez, donde el pensamiento es que solo hay para unos pocos.
De esta manera, toda tu vida CAMBIA y también la de las personas que te rodean.
¿Querés una mejor vida para tus hijos? Empezá por trabajar en lo que pensás y te decís a diario.
(*) Colaboración para En Provincia