Reemplazan a la fiscal que investigaba un femicidio en Saladillo

La fiscal que investigaba el femicidio de Rocío Magalí González, asesinada el 1 de junio último al ser atacada a tiros presuntamente por un compañero de trabajo al que había denunciado por acoso y maltrato en Saladillo, fue apartada de la causa tras un pedido del intendente local, con el objetivo de “preservar la objetividad” de la pesquisa, informaron hoy fuentes judiciales.

Se trata de Patricia Hortel, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada 2 de dicha ciudad bonaerense, quien fue alejada del expediente por una resolución del fiscal general de La Plata, Héctor Vogliolo, y en su lugar fue designado el fiscal de Cañuelas, Javier Berlingeri.

Fuentes judiciales informaron a Télam que esta medida se dispuso el jueves pasado “para preservar la objetividad de la investigación”, luego de que el 7 de junio pasado el intendente de Saladillo, José Luis Salomón, enviara un pedido por escrito al procurador general de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, para pedir la remoción de la fiscal por su “desafortunada y lamentable” declaración a la prensa sobre el caso.

El día antes, Hortel dijo en declaraciones a Telenueve que a su hija no le hubiera ocurrido lo que a Rocío porque “se hace respetar” y “su ´no´ es respetado”.

Por el femicidio de esta joven permanece detenido Renzo Eduardo Chidichimo (25), quien estuvo prófugo casi cinco días hasta que lo apresaron en inmediaciones del campo La Vanguardia, a la vera de la ruta provincial 51, entre Saladillo y Las Flores.

Tras su captura, Chidichimo, asistido por un defensor oficial, se negó a declarar ante la por entonces fiscal de la causa y quedó formalmente detenido por disposición del Juzgado de Garantías 7 de Saladillo.

El hecho ocurrió el jueves 1 de junio último en el local Carletti Servicios, una firma dedicada a la venta de sistemas de alarma y monitoreo de viviendas, ubicado en la calle Frocham 2832, de esa ciudad del suroeste de la provincia de Buenos Aires.

Según las fuentes consultadas por Télam, Chidichimo llegó al local fuera de su horario laboral, cerca de las 14, y se dirigió directamente a un cuarto donde se realizan los monitoreos de las cámaras de seguridad y en el que trabajaba Rocío.

Sin mediar palabra, Chidichimo desenfundó una pistola Bersa calibre 9 milímetros y disparó al menos siete veces en dirección a González, quien fue herida de gravedad.

Tras el ataque, el joven escapó, mientras que la víctima fue trasladada al sanatorio local, donde falleció.

Voceros judiciales indicaron que la víctima había realizado una denuncia contra Chidichimo a fines del 2022 y otra en mayo de este año por maltratos, acoso laboral y violencia psicológica.

“Las denuncias fueron realizadas en la comisaría de la mujer, pero fueron ante el fuero civil, no penal, por eso las actuaciones se derivaron a un Juzgado de Paz, que tomó medidas cautelares”, explicó a la prensa la fiscal Hortel.

Una de las medidas adoptadas fue el cambio de horario de trabajo de Chidichimo, para evitar que se cruzaran en el local y, además, voceros policiales indicaron que existía entre ambos un perímetro de restricción de acercamiento.

En tanto, los investigadores reconstruyeron que Chidichimo llegó y se fugó de la escena del crimen en una moto de 110 cilindradas, que luego abandonó en un campo a unos diez kilómetros y que, desde allí, siguió la fuga a pie.

Por otro lado, Mariana González, una tía paterna de la joven asesinada, contó a la prensa que el ahora detenido amenazó dos días antes del crimen a Rocío diciéndole que “disfrutara porque ya le quedaba poco”.

“Ella (por Rocío) se lo comentó al hermano y a su papá, están las pruebas presentadas en la Justicia de parte del padre, pero no llegó a irse a Cañuelas, justo cayó un feriado largo…realmente íbamos a ir a Cañuelas y si pensaba en ir a Cañuelas a hacer la denuncia es porque no tenía respuesta de aquí (en Saladillo)”, dijo esta mañana a la prensa.

La tía contó que el agresor “fue directamente a matarla”, y lo tenía todo “premeditado” y “pensado”, al punto que “no le dio tiempo de apretar el botón antipánico” con el que contaba Rocío a raíz de las denuncias previas que pesaban sobre él.

A raíz del femicidio de la joven, la comunidad de Saladillo realizó desde el jueves a la noche una serie de marchas en reclamo de justicia y para pedir por la detención “vivo o muerto” del Chidichimo.

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