Nunca Pintes el Caparazón de una Tortuga

Pintar el caparazón de una tortuga no es inofensivo, es una forma silenciosa de crueldad.

Su caparazón está vivo, lleno de nervios y vasos sanguíneos. A través de él respira, regula su temperatura y siente.

Al cubrirlo con pintura, se bloquea su capacidad de absorber luz solar, esencial para su metabolismo y desarrollo óseo.

También se impide que elimine bacterias y hongos de forma natural.

Muchas mueren lentamente por infecciones o envenenamiento.

No es arte. Es sufrimiento. Y muchas veces, una tortura que termina en silencio.

Fotografía: https://pixabay.com