Por Reynaldo Claudio Gómez –
Parece que ni bien advertida la falacia del fallecimiento de Carlos Griguol, ex director técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata, los medios digitales decidieron cubrir el error con rápido reflejo: escribieron sobre la también falaz muerte de Norberto Palese, mejor y más conocido como Jorge “Cacho” Fontana, histórico locutor, conductor del no menos célebre “Odol pregunta”.
Son cosas que pasan en el veloz periodismo tecnológico. Peor hubiese sido un error al revés, pero no va a tardar: alguien va a anunciar que tal o cual está vivo después de su muerte. Y no será, seguramente, el atemorizante Narciso Ibáñez Menta, porque está enterrado desde el 2004, en España, su país natal. El miedo tiene ojos grandes, dicen.
Después de todo, las mejores noticias son las buenas noticias: alguien estaba muerto, pero no. Poco susto para la familia o para aquellos integrantes de la familia que aguardaba detrás del vidrio de la sala de internación. ¿Y si ese pariente hubiese ido en busca de un café al piso de abajo? ¿Y si hubiese decidido tomarlo fuera de la clínica para poder quitarse sin temor el barbijo y disfrutar mejor la infusión? Imaginemos.
Imaginemos. Alguien, que suponemos distendido por un momento, decide mirar las noticias y se entera que la persona por la que está velando se ha muerto. Y se ha muerto en el corto, brevísimo, pero inesperado instante en el que ella o él bajó por un café. Pero si hasta hace unos segundos estaba bien, se dirá. E intentará asegurarse que ella o él vio que el abdomen del paciente se movía de arriba hacia abajo. Pero, si lo dicen los medios…
Los medios se equivocan. Tal vez por eso sean medios y no enteros, porque nadie es perfecto.
Al ritmo de clasificación de un Fórmula 1, con el piloto escuchando a Yerba Brava, la prensa electrónica ya no chequea. Es que no es necesario, porque no está informando, está entreteniendo. Y en ese universo donde el equívoco también es un instrumento usual, la muerte paga fuerte. A parte del público, la muerte la entretiene.
Por eso, en cualquier momento llegan millones de vacunas que ni siquiera se fabricaron o la escuela es la mayor fuente de contagio o, simplemente, no lo es. Un usuario de redes, propuso por Twitter que desde esta jornada y cada vez que el mismo día se repita año tras año, se celebre el Día de la muerte del Periodismo. Y varios lo siguieron. La logia de celebradores debería asegurarse de no determinar una fecha apócrifa para el fallecimiento de la prensa, porque se dice cada cosa en las redes…
Pero el equívoco es asunto antiguo. Ya hace tiempo la mitología literaria le adjudica al escritor José Zorrilla, cuando no a Lope de Vega, una frase memorable que no figura en sus obras. El verdadero autor es Pierre Cornielle y está escrita en Le menteur (El mentiroso), una obra de teatro estrenada en 1644. La frase dice: “Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”.