Malargüe con termas abiertas todo el año

El departamento mendocino de Malargüe, en el sur provincial y limítrofe con Chile y Neuquén, ofrece turismo termal de alto valor terapéutico e ideal para el relax durante su temporada baja estival, tanto al aire libre como en establecimientos enclavados en la cordillera de los Andes, algunos abiertos todo el año.

Este turismo de bienestar se puede disfrutar en hoteles de montaña de categoría o en piletas y piletones al aire libre, como las Termas del Azufre, las del Cajón Grande o en el abandonado hotel de El Sosneado, ya en el departamento San Rafael aunque con base ideal en la ciudad de Malargüe.

El director de Turismo de este departamento, Marcelo Rivarola, dijo a Télam que las aguas termales “tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes; son útiles en enfermedades dermatológicas, reumatológicas y autoinmunes”, y constituyen “un imán para los visitantes que eligen pasar unos días de relax y bienestar” en Malargüe.

El Hotel Lahuen Co es un antiguo establecimiento de montaña, remozado y con todos los servicios para el huésped -que incluyen hasta gastronomía de la mano de Francis Mallmann para almuerzo y cena- cuyos baños termales están abiertos al público todo el año.

Marianela Parra, experta en talasoterapia y a cargo de esos baños, indicó que solo “se deben tomar dos baños por día, distanciados uno del otro y de no más de 12 minutos cada uno”.

Su consejo se debe a que “además de ser muy relajantes, las termas elevan la presión hidrostática, por lo que se incrementa la circulación sanguínea y la oxigenación, favoreciendo la disolución y eliminación de las toxinas del cuerpo”, explicó.

El valor terapéutico de esas aguas “ayuda a tratar artritis, artrosis, reuma, afecciones de la piel y respiratorias, fatiga muscular y estrés, entre otras problemáticas”, añadió Parra, y aseguró que “bañarse en aguas termales mejora la alimentación de los tejidos del cuerpo, incrementando el metabolismo” y que “la temperatura del agua estimula el intestino, favorece la digestión y mata gérmenes”.

El establecimiento, ubicado sobre la ruta 222, camino al valle de Las Leñas, dispone de 11 piletones de aguas sulfurosas, ferruginosas, sulfhídricas, clorosulfatadas, sódicas y cálcicas, con temperaturas que van de los 37 a los 43 grados.

También en Los Molles se encuentra el hotel boutique Las Termas, cuyas aguas son ricas en numerosos minerales, en particular azufre e hierro, aunque actualmente está cerrado y en obras.

El departamento de Malargüe cuenta con otros espacios termales, como las Termas del Azufre, cuyo predio con piletas al aire libre está enclavado en la Cordillera de Los Andes, pero también cerrado en estos días.

Las Termas de Cajón Grande, enmarcadas por un paisaje de montaña con camping agreste en el camino a Chile y a los pies del cerro Campanario, ofrecen cinco piletas de agua de alto contenido de hierro, sal y magnesio, cuyas temperaturas van de los 25 a los 41 grados.

Estas dos últimas propuestas son solo accesibles en verano y se encuentran a más de 100 kilómetros al sur de la ciudad de Malargüe, por camino de ripio, y son ideales para aventureros y amantes del camping que allí pueden combatir problemas articulares, dolores musculares y mejorar la movilidad.

Al norte de este departamento, ya en el vecino San Rafael está el hotel abandonado de El Sosneado, inaugurado en 1938, donde sus antiguas piletas aún emanan aguas, aunque no ofrece servicio, y para llegar se debe recorrer un camino sinuoso solo apto para conocedores del terreno u osados conductores.

No obstante, las ruinas de El Sosneado se convirtieron en un atractivo turístico, al que se le suma el misterio de su abandono y el gran piletón de pierda y hormigón al aire libre, que mantiene las aguas termales con todas las propiedades naturales que las hicieron famosas.