“Licorice Pizza”, el nuevo filme de comedia dramática y de iniciación dirigido y escrito por el reconocido cineasta Paul Thomas Anderson centrado en la historia de un enamoramiento platónico juvenil rodeado por la escena hollywoodense de principios de los 70 en el sur de California, se estrena hoy en las salas argentinas acompañada por la enorme expectativa que generó su gran recibimiento por parte de la crítica extranjera.
Se trata además del regreso de Anderson a la pantalla grande tras cinco años de inactividad, sumando así el noveno largometraje a una lista que, si bien hasta el momento no le consiguió ningún galardón aunque sí varias nominaciones en las principales categorías de los premios de la industria, lo posicionó como uno de los realizadores más notables de su generación.
En esta ocasión, el autor de las recordadas “Boogie Nights: Noches de placer” (1997) y “Petróleo sangriento” (2007) tomó prestadas las memorias de su amigo Gary Goetzman, un exniño actor que trabajó junto a la icónica Lucille Ball en “Los tuyos, los míos, los nuestros” (1968) y hasta incursionó en la venta de camas de agua antes de cocrear la productora cinematográfica Playtone junto a Tom Hanks.
Las anécdotas de Goetzman y la admitida influencia de otras cintas del estilo como “Locura de verano” (1973, de George Lucas) y “Picardías estudiantiles” (1982, de Amy Heckerling) se conjugaron en este proyecto que cuenta con la cantante y multiinstrumentista Alana Haim y el joven Cooper Hoffman -hijo del fallecido ganador del Oscar Philip Seymour Hoffman- en los papeles principales.
Aunque ambos nombres eran aún desconocidos para las audiencias, la elección de Anderson fue más que personal e incluso un voto de confianza para el proyecto, del que también participa como director de fotografía.
Es que no sólo conoce a Cooper desde su más temprana infancia, gracias a su recurrente colaboración con Hoffman (la última fue en 2012 con “The Master”), sino que entre 2017 y 2020 estuvo a cargo de la dirección de nueve videos musicales de Haim, la banda de pop y rock que Alana integra junto a sus dos hermanas.
“Yo ya la conocía y la verdad es que no había nada que ella no consiguiera, tal vez podría haber momentos en los que estuviera un poco fuera de lugar, pero es una aprendiz impresionante y se adaptó inmediatamente”, explicó el cineasta en declaraciones a la prensa sobre el primer paso de la joven al frente de una ficción.
“La otra salida probablemente habría sido no hacer la película. Si ella hubiera sido realmente terrible, probablemente habría metido el guion en un cajón y no la hubiera hecho”, sentenció Anderson, quien no deja pasar oportunidad alguna para elogiar a sus protagonistas.
De esa forma, los debutantes se transformaron rápidamente en uno de los mayores atractivos de “Licorice Pizza” para la crítica por su frescura y e inocente naturalidad en la piel de Alana Kane, una veinteañera asistente de un fotógrafo escolar, y Gary Valentine, el muchas veces torpe adolescente con ambiciones actorales que cae rendido a sus pies.
Tras conocerse de esa manera furtiva, la dupla comenzará una amistad siempre atravesada por la tensión sexual del hormonal Gary, sus celos tontos y su inexperiencia, y que los llevará a un sinfín de aventuras mientras cada uno crece e intenta hallar su lugar en un mundo poblado por figuras del cine y la política con las que tienen peculiares encuentros.
Para ocupar esos flancos secundarios, Anderson convocó a renombrados intérpretes que contienen y prestan su solidez a la narrativa central de la pareja de nóveles: Bradley Cooper en su versión del productor Jon Peters, Sean Penn como Jack Holden, basado en el actor William Holden; y John C. Reilly en una aparición especial como el también actor Fred Gwynne, son algunos de ellos.
Tom Waits (“Siete psicópatas”), Benny Safdie (“Fragmentos de una mujer”), Skyler Gisondo (“Santa Clarita Diet”), Christine Ebersole (“El lobo de Wall Street”) y John Michael Higgins (“El hombre bicentenario”) completan el elenco de la cinta, que al igual que la mayoría de sus predecesoras, también destaca por la confección de su setentosa banda sonora, su paleta de colores y sus particulares y dinámicas tomas en movimiento.
Así, el responsable de otros títulos como “Vicio propio” (2014) y “El hilo fantasma” (2017) desembarca una vez más con una producción que no deja de fortalecerse en el circuito de cines desde su lanzamiento en Estados Unidos en noviembre último, y que se dirige a consolidarse en la temporada de premios luego de recibir cuatro nominaciones en los últimos Globos de Oro y otras ocho para los próximos Critics’ Choice Awards.