La personalidad puede sonar diferente según el idioma que hables

Dra. Carol Moseley – Especial para En Provincia desde San Francisco – Estados Unidos –

Nunca me fijé en la relación tan íntima que tengo con el inglés, mi idioma nativo, hasta que empecé a estudiar español. Doy por sentado que puedo hablar inglés sin esforzarme, que no me cuesta trabajo encontrar las palabras adecuadas, ni que soy capaz de comprender con facilidad casi todo lo que escucho y leo.

En cambio, en español siempre estoy luchando para conjugar los verbos, utilizar vocabulario nuevo y cuando hablo, para no bloquearme ni trabarme la lengua.

Al escuchar dos hablantes nativos hablando entre ellos, me doy cuenta de lo mucho que me falta, ¿Lo que estoy escuchando es el mismo español que he estudiado en mis clases? Los matices que entiendo en mi lengua materna, desde la entonación de las palabras y la comprensión de la jerga, hasta algo articulado con doble sentido, casi todo esta sutilidad se me escapa al escuchar el español.

Una experiencia que recién me pasó me enseñó aún más esta realidad.

Estaba en la escuela de mi nieto de dos años escuchando a una mamá hablándole a su hijo en español. Como nunca quiero perder la oportunidad de practicar, me acerqué y me presenté. Tuvimos una plática muy amena en español y resultaba que ella era de Uruguay y salió de su país a los cinco años porque su papá había conseguido trabajo en Europa. Asistió a una escuela bilingüe americana y era evidente que aprendiera el inglés por medio de escuchar hablantes nativos de EEUU, ya que no me percaté de ningún acento. Lo que me sorprendió es que dependiendo de qué idioma ella estaba hablando, saqué una impresión completamente distinta de cómo era su personalidad y su forma de ser.

Todas las personas con las que he platicado en español, a mi parecer, son buena onda, alegres y amigables, y no fue la excepción mientras estaba conversando con ella. Cuando hablo con un latino escucho calidez y amabilidad, una persona agradable y dispuesta a ayudar. Sé que es una imagen muy simplista, sin embargo con mi nivel de español no soy capaz de distinguir más. Es como si yo fuera una niña de tres años. Es la época inocente en la que se percibe a todos los adultos como agradables y con buenos motivos. Igual veo a los hispanohablantes.

Entonces ¿qué pasó cuando esta mujer comenzó a hablar en inglés? De repente su personalidad cambió y no me caía tan bien. En realidad no creo que ella haya cambiado. Lo que era diferente fue mi forma de entender sus palabras y de comprender las sutilezas de la conversación. Desde el punto de vista de mi lengua materna, se volvió un poco más agresiva, creída y menos agradable. Pude fijarme en las características de ella que me pasaron desapercibidas en español. Supe que no era la persona noble que conocí mientras hablaba este idioma español. Ahora, mirando este encuentro hacía atrás valoro aún más no solo el vínculo que tengo con el inglés sino también esta pasión que tengo para seguir afinando un idioma extranjero, el español que amo tanto.

La moraleja de la historia es, disfruta de tu idioma materno. Ningún extranjero lo va a entender con la misma profundidad que tú.