La maravillosa historia de Emile Leray en el desierto

En 1993, el francés Emile Leray iba solo por el desierto marroquí a bordo de su Citroën 2CV hasta que chocó una piedra, se le rompió la transmisión y no pudo seguir.

Quedó solo, en medio del desierto, con el auto roto y agua para 10 días. No estaba sobre un camino sino en el medio de la nada, porque se había desviado para esquivar un control militar en la ruta, de manera que tenía claro que nadie iba a pasar por ahí y nadie sabía dónde estaba.

Entonces, Emile puso manos a la obra y casi sin herramientas, como pudo, fue desarmando el Citroën con una idea en mente: fabricarse otro vehículo para volver a la ciudad de Tan-Tan.

Le llevó 12 días, estirando al máximo sus víveres, casi sin agua. Hizo una moto.

Montó en su muy funcional “Camello del desierto” (como lo llamó) hecho con partes del malogrado Citroën, y logró volver a la civilización.

Cuando llegó, le hicieron una multa por estar manejando un vehículo ilegal. Hoy, Emile todavía conserva su Camello del desierto, testigo y protagonista de su gran aventura, de la capacidad humana y de la sociedad.