La fascinación por la tecnología digital: consumo, eficiencia y poder

Profesor Por Dr. Luis Sujatovich* –

La tecnología digital ejerce una fascinación difícil de igualar, sólo comparable con la que despierta el dinero. Este fenómeno global nos lleva a preguntarnos: ¿qué nos ofrece su utilización que la vuelve tan irresistible? Para desentrañar esta cuestión, exploraremos tres factores que podrían explicar su atractivo: la influencia de la sociedad de consumo, la búsqueda de eficiencia y la voluntad de poder.

Tecnología y consumo: ¿un deseo alimentado por el mercado?

Una de las explicaciones más frecuentes está relacionada con la expansión del mercado que ha permitido que millones de personas tengamos la oportunidad de adquirir estos productos, transformando a cada sujeto en un potencial cliente. La industria cultural, entonces, sería la principal beneficiada. Sin embargo, como afirmo Baudrillard, “El consumo es un modo activo de relacionarse (no sólo con los objetos, sino con la comunidad y con el mundo), un modo de actividad sistemática y de respuesta global en el cual se funda todo nuestro sistema cultural”.

Eficiencia y fascinación: la promesa tecnológica

La eficiencia es, acaso, uno de sus aspectos más significativos para destacar en las experiencias que nos ofrecen las tecnologías digitales. Su modo de existencia, siguiendo a Simondon, favorece la optimización de procesos y la personalización de la oferta y la demanda. Podemos argumentar entonces que su desempeño es sobresaliente tanto en el ámbito  técnico como en su dimensión algorítmica, los equipos funcionan y nos presentan aquello que nos gusta de forma rápida, sencilla y cuando queramos. Sin embargo, como argumenta Cabrera, “la tecno-fascinación nos lleva a aceptar ciegamente las promesas de la tecnología, sin cuestionar sus posibles consecuencias negativas. De alguna forma, nos induce a pensar que los usos y gratificaciones no pueden constituir el único horizonte conceptual para abordar esta revolución. Tampoco alcanza la mirada pesimista de Frankfurt, reelaborada por Sadin, Patino, y otros tantos.

Tecnología y poder: la ilusión del control

Si aceptamos como verdad la revelación de Nietzsche de que la voluntad de poder describe el impulso fundamental del hombre, una ambición de lograr sus deseos, demostrar fuerza y ocupar el lugar que siente que le corresponde, podemos acordar que la tecnología digital nos ofrece una gran oportunidad de lograrlo, aunque sólo sea de un modo íntimo: podemos demostrar que estamos en condiciones de ser obedecidos y de que nuestras ambiciones se cumplan, toda vez que encendemos un dispositivo. Y si a esta conceptualización, le añadimos la noción de Foucault, quien sostenía que  el poder no es una sustancia o posesión, sino una estrategia, un conjunto de mecanismos y procedimientos que aseguran el poder, bien podemos comprender que en su uso social, vincular y de consumo, esta dimensión surge con mucha fuerza: posteos, reseñas, opiniones y enfrentamientos en diversos espacios digitales dan cuenta de las excelentes oportunidades que nos habilita la tecnología para sentir, aunque sea sólo por un momento, la posesión de un poder simbólico, pero que no por ello carece de sentido y , a veces, de efectividad.

La tecnología nos fascina porque nos brinda la certeza de que podemos ser obedecidos, vincularnos con los demás aceptando las leyes del mercado, pero sin dejar de tener la aspiración (aunque a veces perimida) de  formar comunidad, sin que eso suponga  dejar de gozar del confort que nos brinda la personalización. Somos un pequeño Dios en nuestro mundo, aunque fuera de la pantalla debamos resignarnos a los estrechos límites de nuestra condición humana en la posmodernidad.

*Investigador – Profesor Universitario – UDE – Universidad Siglo 21 –

Imagen: https://unsplash.com/es/fotos/hombre-de-pie-en-la-carretera-frente-a-un-edificio-de-gran-altura-X_roZ7toBJY