La villa de Epecuén, deshabitada desde la fatídica inundación de 1985, se consolidó este invierno como el eje turístico de Carhué y el partido bonaerense de Adolfo Alsina, con numerosos visitantes atraídos por las aguas curativas de su laguna y el nuevo fenómeno de la “nieve salada”.
La laguna de Epecuén se mantiene como el mayor atractivo turístico, por sus aguas saturadas de sal similares a las del Mar Muerto y también por el atractivo que para muchos significa lo que dejó la inundación al retirarse: árboles secos cubiertos de salitre, como esqueletos blancos que se yerguen junto a las ruinas de los edificios de la antigua villa.
Estas imágenes atraen tanto a los turistas como los rojos atardeceres sobre el espejo de agua, las colonias de aves migratorias y permanentes que sobrevuelan en bandada la laguna en esas caídas de sol, la “nieve salada” de las jornadas más frías o el reciente desarrollo del astroturismo en las noches despejadas.
La guía turística Viviana Castro, también guardaparques de Adolfo Alsina, comentó a Télam que esta temporada invernal y gracias a este lugar tan particular pudimos tener asiduidad de turistas que disfrutaron de nuestra nieve Salada, que aflora cuando las temperaturas son muy bajas”.
“Este espectáculo tan bello que la laguna nos brinda pudimos compartirlo con los turistas nuevamente, al aire libre y en contacto con la naturaleza”, agregó, y señaló que muchos concurrieron a los hoteles con piletas climatizadas cubiertas con agua de la laguna.
Quienes se hospedaron en establecimientos sin ese servicio también pudieron disfrutar de las aguas curativas en el Complejo del Camping Levalle, así como los que paraban en el camping municipal, siempre con cumplimiento de turnos y todos los protocolos sanitarios.
La aparición de la “nieve salada” es producto de la combinación del sulfato de sodio del agua y las bajas temperaturas, que genera cristales de sal que cubren el suelo cuando en la laguna se producen las bajantes estacionales de invierno por falta de lluvia, algo frecuente en lagunas saladas de altura en la zona cordillerana pero un espectáculo inusual en la pampa bonaerense.
Al respecto, señaló que el partido está preparado tanto para albergar visitantes como para brindar seguridad no sólo al turista sino también a vecinos, y que además de complejo Carhué-Epecuén, se le da importancia a los pueblos del partido con turismo rural, de gastronomía, de historia y cultura, todos a unos 500 kilómetros al suroeste de la Ciudad de Buenos Aires.
Entre estos mencionó a Gascón, San Miguel Arcángel, Rivera y Villa Maza, donde se realizaron excursiones en vacaciones de invierno, tanto para visitar los olivares, como para disfrutar de comidas típicas como las de los alemanes, otros inmigrantes y criollos.
Fuente InfoGEI