En Estambul, Turquía, hicieron una estatua en memoria de un gatito callejero que solía sentarse todos los días en una posición muy especial, para desde ahí ver a la gente pasar.
Admiraba el paisaje callejero, desde un lugar que todos los días ocupaba. Una especie de sitio que elegía diariamente.
Era muy querido por los vecinos que lo alimentaban periódicamente y lo llevaban seguido al veterinario para chequearlo y que se mantuviese sano.
En agosto de 2016 “Tombili” murió, según parece, producto de una extraña enfermedad, y su deceso fue rápidamente anunciado con carteles colocados en los postes de la calle Güleç Çıkmazı, área que frecuentaba el felino dejando a la comunidad con un vacío enorme.
En el lugar se erigió una escultura del gatito que trajo el recuerdo perenne de un personaje entrañable en ese barrio.
Fotografías: Archivo web.