El tablero de la duplicación

Por Guillermo Cavia –

Siempre hay una historia que se cuenta de todas las cosas. Me doy cuenta, que en nuestro desarrollo como especie humana, la duplicación puede mostrar dos miradas: Una que nos permitiría la simulación de una salida que finalmente nos mantenga protegidos del flagelo del Covid – 19. Pero a la vez otra que podría confinarnos al final de todo lo que hacíamos en libertad. Conocer la historia de las cosas es meramente importante, pero no saber lo que está pasando y cuándo podría ocurrir el desastre es parte de una situación que nos debe mantener en permanente alerta. No hay oportunidades, hay responsabilidades y para ellos no debemos permitir la duplicación.

Estamos inmersos en medio de una pandemia de la que aún no sabemos el principio de cómo empezó. Muchas veces he mencionado que para todo debe haber un equilibrio, que  está dado por el estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad, que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan. Ese mismo fenómeno también suele corresponderse entre las blancas y las negras en las piezas del juego de ajedrez. Que no es ni más ni menos que una simbiosis que da lugar a  intercambios que surgen de una necesidad mutua.  En ese equilibrio no hay un movimiento sin una comunicación entre sí, cada pieza que cambia su posición afectará a otra pieza sin lugar a dudas.

No quiero que pase inadvertido que somos piezas del ajedrez, donde además permanecemos bajo su flujo de la fantástica idea matemática, que puede aplicarse a la duplicación, en este caso, por un virus que se denomina Covid – 19. Somos todos permeables a él, porque cada uno de nosotros estamos parados en una posición exacta de un tablero de ese juego milenario de reyes, nobles, campesinos, burgueses, casi como si fuera un patrimonio de la humandad.

Aquí entonces quiero contar la historia de la duplicación, que le sirvió a un joven de inspiración para colocar una moneda en la primera casilla del tablero de ajedrez. La idea era que a partir de allí esa moneda se fuera duplicando por cada una de las casillas. Es decir que si por la primera casilla tenía una moneda, en la segunda debería tener dos y en la tercera debería tener cuatro  y en la cuarta ocho, así sucesivamente. El número final debería ser duplicado en la casilla siguiente. Debería seguir ocurriendo hasta completar las 64 casillas. Si matemáticamente se saca la cuenta de la cantidad de monedas que se pueden obtener se llega al siguiente número: 18.446.744.073.709.551.615.

Bajo esta perspectiva y siguiendo la idea del tablero del ajedrez, quiero también contar la historia de un peón de campo. Lo hago para que no tengamos duda alguna de lo que puede lograrse en la duplicación. El hombre iba a ganar por mes la suma de 20.000 pesos. Pero el peón le hizo otra propuesta a su patrón. Le dijo que el solo quería ganar un peso el primer mes y luego de ese mes duplicarlo en cada mes siguiente. Es decir que el primer mes de trabajo cobraría un peso, al segundo dos pesos, al tercer mes cuatro pesos y así sucesivamente. Su empleador lo veía trabajar contento y no entendía que todo lo que hacía lo realizara por esas míseras monedas. Además esgrimía orgulloso el contrato por cinco años, pactado con esas condiciones de duplicación.

Por supuesto que la mirada del dueño del campo cambió cuando pasaron tan solo 10 meses y pueden imaginarse lo que fue su visión cuando llegó al mes 16. Si no saben les sugiero sacar las cuentas. Para cuando el contrato del peón terminó, el mismo pasó a ser el dueño del campo y el dueño del campo en peón.

Si permanecemos parados cada una y uno en su cuadrante del tablero de ajedrez podremos evitar la duplicación, pero si nos sumamos al cuadrante de al lado en el tablero, comenzaremos una reproducción que será muy difícil de detener. No olvidemos que con todas las medidas que se han tomado estamos cerca de las 300 muertes en Argentina, y que sin ellas, nuestro país vecino Brasil tiene un promedio de 600 muertes diarias. Cada jugada de ajedrez mejora cuando se razona, se piensa, se observa. Cuando realiza la partida con inteligencia. Por eso no dejemos nosotros de hacer la movida más inteligente. Si jugamos bien tendremos asegurado un hecho que nos mostrará que indefectiblemente al final habremos logrado un jaque mate a la corona.