El concurso de corazones

En un concurso de corazones donde buscaban el corazón más bello, allí, entre los más bonitos, los más perfectos, los que mejor latían, los más rojos….. Allí un poquito apartado de los demás había un corazón de retazo.

Cada trocito era de un rojo distinto, unos trocitos eran pequeños, otro más grandes, estaban cosidos unos a otros, pegados… También habían agujeros vacíos… Sin nada.

 Todo aquel corazón era muy raro, la gente se paraba a mirarlo y no entendían que hacia aquel corazón participando en aquel concurso.

El señor encargado del evento notando el revuelo que se armaba, quiso saber el porqué de aquella situación y se acercó hasta el corazón, este se mantenía erguido, orgulloso de su forma.

El señor encargado lo miro extrañado, y con voz solemne le pregunto.. Señor corazón, ¿no sabe usted que en este concurso estamos buscando el mejor corazón de todos?

¿No está viendo como son todos los corazones que participan, son perfectos? Tan perfectos que va a ser un verdadero problema poder elegir el mejor.

Que puede ofrecer su corazón  que no tengan todos los demás, este se quedó mirando al señor encargado, y señalando sus trocitos le dijo, puedo ofrecer lo que soy, lo que tengo.

Yo era un corazón como ellos, así de grande, así de hermoso, pero caminando por la vida me encontré con otro corazones que me pedían un trocito del mío, a cambio ellos me daban un trocito del suyo para mí, al principio era un poquito duro eso de dar el corazón, pero poco a poco le fui cogiendo cariño a todos esos trocitos que me daban, y no me costaba ningún esfuerzo dar del mío, se fue convirtiendo en algo muy normal, de hecho yo creía que todos los corazones eran igual al mío,  solo aquí vine a ver que no era así.

Yo también quede maravillado con estos hermosos corazones, pero el mío es así, y para alguien quizá sea un buen corazón… Uno de los que escuchaban aquella conversación, preguntó: ¿Ya sabemos el por qué de sus trocitos distintos pero y esos agujeros y las costuras por qué de todo eso? El corazón lo miró , y una ráfaga de tristeza cruzó por su mirada, los agujeros, dijo, son trocitos de corazón que di amando, deseando que me amaran también, pero no fue así y se quedaron con quien ame, porque no recibí nada a cambio de mi corazón, y la costuras son para curar las heridas, cuando alguien te daña, te parte el corazón,  y eso hay que curarlo un corazón que se precie de serlo no puede pararse por eso,  y así se cura y sigue adelante, dando y recibiendo,  o perdiéndolo un poquito, o curándolo pero sigue siempre latiendo y latiendo.

Todos quedaron en silencio, y de todos los corazones que habían allí, el latido más suave, el más dulce era el de aquel corazón de retazos, no sé qué corazón ganó el concurso,  la verdad es que me da igual, desde aquel día yo voy por la vida buscando corazones de retazos, que no teman darme un trocito, y que sean capaces de recoger los míos.

En Provincia agradece el artículo a Analía Pini