Año 2013. Diario de Cuba (una vueltita por la historia), parte V

Por Jorge Zanzio –

Día 5:

Otro día, el segundo que amanece con lluvia. Ideal para seguir visitando galerías y museos.

El museo de La Revolución estremece, impacta con sus treinta y tantas salas de exposiciones en donde perduran colecciones relativas a la Revolución, entre ellas podemos ver los objetos que pertenecieron al Che, como por ejemplo sus instrumentos quirúrgicos que le servían para atender a los heridos en combate. A veces cuesta dimensionar la grandeza de éste tipo que murió, lo mataron antes de los cuarenta años, pero su historia es tan poderosa que parece que hubiese vivido un tiempo indefinido.

Ya no llueve y el sol brilla.

Casi sin querer, y gracias a movernos a pie, rastrillando las calles de la Habana, vamos a parar a la casa del gran escritor Lezama Lima.  Según el periódico español  “El Mundo”, su novela “Paradiso” está considerada entre las mejores cien novelas del siglo XX. Yo sólo leí algo de su poesía y cuentos. “¿…qué adorable / permiso el mundo de la casta baja / dilata y borra con veloz ternura? / Entra en la noche, salta del olvido, / y ardiendo con mi carne me despoja…“ Hermoso. Emociona ver sus bibliotecas de madera lustrada en donde reposaban los libros que él eligió leer, algunos quizás solo poseer. Los ambientes están abarrotados de muebles antiguos, cuadros, y diversos objetos decorativos. Lezama Lima era visitado por poetas, por músicos y artistas plásticos, generando las famosas tertulias lezamianas. Alguien dijo que, visitar esta casa museo es adentrarse en la literatura cubana.

Por casualidad (¿quién sabe?), al salir de la casa museo conocemos a José Joaquín, un muchacho de unos cuarenta o cuarenta y cinco años, quien nos ofrece ir de compras, clandestinamente, para conseguir comestibles a pesos cubanos. Entre sonrisas dice: -si hablo mal del gobierno cubano me dan quinientos años…El hombre, a quien le es difícil el día a día habla cuatro idiomas. Rechazamos la oferta dado que, ya tenemos organizada nuestra economía familiar para el resto de las vacaciones.

En el paseo del prado los fines de semana, artistas plásticos con más talento algunos y con menos los otros, arman su quiosquito. También músicos expresan sus virtudes. Hermosa experiencia cultural. Pero ahí mismo, con mi compañera a unos diez metros de mi, una niña que no tendrá más de quince años se me ofrece para ejercer la prostitución (mucha gente se espanta con este cuadro de la isla, y no es para menos, pero omiten ver la trata de personas en el resto del planeta, sobre todo con niñas adolescentes secuestradas en el tercer mundo para ser vendidas al “primer” mundo). Yo, más escéptico y ateo que nunca.

Para poder consumir un plato de comida sentados a la mesa de un boliche y pagar con tarjeta tenemos que hacerlo en un restaurante cinco estrellas porque son los únicos que la trabajan; también las agencias de turismo. No era lo esperado, pero la maldita VISA es el recurso más sólido que tenemos; que paradoja. Hemos decidido guardar el poco efectivo que tenemos para el mercado, libros y CDs. Mientras esperamos el almuerzo le digo a Mercedes: -Caminamos, vamos al mercado, nos mezclamos con la gente del barrio, abordamos la guagua y las máquinas, pero cuando tenemos ganas de comer en un restaurante lo tenemos que hacer, lamentablemente, en las reminiscencias de la Cuba de Batista, y con músicos pseudo folclóricos tocando cerquita de nuestra mesa. Como dice Mendieta: -Qué  lo parió.

Seguí cada sábado este diario de viaje por la Isla de Cuba.

Enlaces anteriores:

Año 2013. Diario de Cuba (una vueltita por la historia), parte IV

AÑO 2013. DIARIO DE CUBA (una vueltita por la historia), parte III

AÑO 2013. DIARIO DE CUBA (una vueltita por la historia), parte II

Año 2013. Diario de Cuba (una vueltita por la historia), parte I