Esperando la llegada de tu visita, una tarde
dejé pasar los minutos, ignorando la verdad
mis ojos solo brillaban y transpiraban mis manos,
en mi mente imaginaba que te diría primero,
sin saber que era en vano pues tu luz había vencido
se desprendió de tu aliento, a otro lado habías partido.
Igual te seguí esperando pues nadie vino a contar,
que ya no tenía sentido esperar verte llegar.
Mientras que yo acomodaba una mesa en el jardín,
delicias que te gustaban, amasadas por mis manos,
bajito fui preparando la mejor conversación.
Me vestí a última hora, esperando la ocasión.
Pues ya todo estaba listo, solo faltaba que llegues,
pero en tu lugar apagado, vino el quien equivocado,
cargando tristes noticias, oscureciendo aquel jueves.
No supe decir palabra, ni me atreví a llorar,
no importa lo que me digan,¡ igual te voy a esperar!
porque ya todo está listo, tengo mucho que contar,
intenté ponerme firme para dejar de temblar…
Como si en ese instante se derrumbara mi vida,
el alma desesperada quería salir de mí,
desde adentro me gritaba para hacerme reaccionar,
no quise oír su lamento, pues me iba a convencer
que tu viaje estaba listo, que no ibas a volver…
me mantuve en mi postura, nada podía cambiar,
ni la muerte con su manto arruinaría el momento,
me senté a escuchar las aves y el ruido que trae el viento.
Porque todo estaba listo, quedó lindo mi jardín!!
te va a encantar lo que hice porque era la tradición,
los jueves, nuestro momento, nada lo puede cambiar!
Me dijiste que venias…y yo te voy a esperar.