¿La red disuelve la agenda pública o la reinventa?

Profesor Por Dr. Luis Sujatovich* –

Uno de los lamentos más frecuentes acerca de los debates públicos contemporáneos es que se ha perdido la orientación acerca de cuáles son los temas sobre los que deberíamos ocuparnos. Y, por supuesto, las redes sociales serían las principales responsables. La multiplicidad de asuntos que se abordan y la velocidad con que se olvidan, impide, dicen los críticos, el establecimiento de una agenda pública racional, legítima y propensa al debate, como planteó alguna vez Habermas.

Sin embargo, cabría preguntarse, por un lado, si esa esfera pública alguna vez existió en los términos planteados. Es decir, ¿en qué época de la humanidad se desarrolló un debate coherente, lógico e impulsado exclusivamente por el afán de conquistar el bien común, a partir de hallar las mejores soluciones para los problemas sociales? No sólo habría que preguntarse acerca de los términos reales en que esas conversaciones se realizaban, sino también en la diversidad de integrantes que las protagonizaban.

Voces sin jerarquías: ¿la democratización del debate o su dispersión?

Las características de la esfera pública digital difieren tanto de la propuesta por el pensador alemán que, acaso, merecería otra denominación. Sin embargo, es preciso mencionar que aquellas cualidades que la destacan, aunque parezcan falencias, bien podrían valorarse de un modo diferente. La imposibilidad de anclar una serie de temas que deberían ser asumidos como grandes asuntos nacionales por parte del conjunto de la sociedad, es en sí mismo un problema, o acaso evidencia la pérdida de legitimidad de los actores tradicionales – gobiernos, instituciones y medios de difusión- , para poner sobre los demás sus intereses. ¿Se lamentan porque estamos distraídos o porque no les brindamos el apoyo que esperan para validar sus preocupaciones?

 Además, sería pertinente indagar si detrás de esos intereses nacionales no están alojados apetitos de poder, económicos y políticos que no responden sino a su conveniencia sectorial y en, muchos casos, individual.  

Redes vs. rangos: La nueva batalla por la atención legítima

La red ha propiciado que todas las voces deban ganarse su legitimidad, nadie puede sostener la atención por el lugar que ocupa fuera de ella. Todo rango debe ser convalidado y para eso no alcanza con un cargo o una ocupación. Las nuevas formas que adopta la acción comunicativa digital no debería evaluarse como una irremediable pérdida, sin antes tener precisiones acerca de quienes son los que se lamentan. No parece adecuado afirmar que todos los asuntos que buscan notoriedad la merezcan. ¿O acaso los grandes temas que deberían ocuparnos sólo emergen en situaciones excepcionales, como una guerra, un golpe de estado, una crisis económica o una elección?  Y es precisamente en esas circunstancias cuando el debate más limitado limitado y opaco. Por lo tanto,  vaya si estamos habilitados a intentar otro modo de vinculación con la agenda de la sociedad. Parece demasiado oneroso someter nuestras prioridades cotidianas, nuestros amores, trabajos, afanes y recuerdos, a la mísera concatenación de intereses, acuerdos y afanes partidarios  y comerciales que impulsan la carrera  política de personas, empresas e instituciones que no saben quienes somos. El bien común no surge de consensos impuestos, sino de millones de acciones cotidianas basadas en la empatía y la responsabilidad individual. Y para eso, no necesitamos que todos estemos discutiendo sobre lo mismo.

*Investigador – Profesor Universitario – UDE – Universidad Siglo 21 –

Fuente de la imagen: https://www.derechosdigitales.org/22217/estrategia-nacional-de-patrimonios-digitales-mas-dominio-publico-posibilidades-de-uso-y-tecnologias-abiertas/