Una historia de vida que demuestra que siempre se puede

Durante 2021, Rocío Barberá, una estudiante mendocina, experimentó los cambios más grandes de su vida y atravesó un sufrimiento inconmensurable: la muerte de sus familiares más cercanos. Pese a todo, la joven continuó con sus estudios y logró recibirse.

Producto del coronavirus, sus padres Adriana y Daniel perdieron la vida con solo un mes de diferencia; más tarde, el panorama se volvió aún más desolador con el fallecimiento de su hijo Valentino, que a los 12 años sufría parálisis cerebral.

A medida que el tiempo pasaba el dolor estaba aún más presente, pero, al mismo tiempo, seguía firme su voluntad de concretar sus estudios en el Instituto de Educación Superior de Maipú para recibirse de profesora. Y finalmente, el día llegó y rindió su última materia.

“De vivir con ellos tres, que eran mi razón de existir, quedé sola. Fueron tres golpes muy duros, difíciles de sobrellevar: sentí que ya no tenía por quién seguir luchando”, contó Rocío.

Luego de rendir todos los exámenes y a un tiempo de haberse graduado, contó: “Siempre había soñado con salir del examen y abrazar a mis padres, agradecerles y darles la alegría de la meta cumplida. Ellos fueron pilares fundamentales para que pudiera criar a Valentino, que sufría múltiples dificultades. No se me dio, pero en cambio estuvieron mis hermanos, sobrinos y amigos de fierro que supieron apoyarme desde el primer momento”.

Su historia se viralizó por esa lucha contra la adversidad y contra el dolor. Por la triste realidad que atraviesan muchas personas en todo el mundo, y sobre todo por la importancia de recobrar fuerzas en los momentos más difíciles y tratar de vivir una vida digna y feliz.