Un funeral y la palabra de dos amigos

Kevin Elliott y Barry Delaney eran más que amigos: eran hermanos de vida. Antes de que Kevin fuera enviado a Afganistán con el Regimiento Black Watch, hicieron una promesa tan absurda como profundamente significativa: Si uno de los dos moría, el otro iría a su funeral con un vestido verde brillante.

En 2009, con solo 19 años, Kevin murió en una emboscada talibana en Helmand.

Y Barry, fiel a su palabra, llegó al funeral en Dundee (Escocia) con un vestido verde lima, calcetines rosas y el corazón hecho pedazos.

No lo hizo por atención. Lo hizo por amor, por lealtad, por darle a su amigo la última carcajada… tal como habían prometido.

Ese día, entre lágrimas y risas amargas, todos entendieron algo: Hay amistades que ni la guerr, ni la distancia, ni la muerte pueden romper.

Fotografías: Archivo web.