Los cocineros y cocineras de la Fragata Libertad sorprendieron a la tripulación y a los invitados con una choriceada en altamar, más típica del campo que de la cubierta de un buque de instrucción.
Dentro del sencillo pero sabroso menú de la Fragata, donde todos comen lo mismo, desde el capitán hasta el último suboficial, los cocineros llevaron a cubierta una parrilla circular, donde asaron cientos de chorizos para los 310 tripulantes e invitados.
Los “choris” fueron donados por particulares, como forma de reconocimiento a la fragata y su tripulación.
El capitán del barco, Gonzalo Nieto, supervisó en persona la parrilla y se sacó fotos con los cocineros, todos suboficiales, vistiendo el típico mameluco azul, que usan los oficiales cuando están dedicados a las tareas cotidianas de a bordo.
En general, las comidas del buque son sencillas como las de muchos argentinos: guisos, pastas, milanesas con ensalada, pizzas, y hoy “pintó chorizo” como dijo un invitado.
La Fragata Libertad, buque escuela de la Armada, permanece hoy fondeada cinco kilómetros mar adentro, frente a las costas de Mar del Plata, a cuyo puerto ingresará mañana al mediodía y será recibida por el público y autoridades de la ciudad, que, un día después, conmemora el 149º aniversario de su fundación.
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