La prevalencia de los casos positivos de coronavirus en el Reino Unido no cede e instaló a la potencia europea en su meseta de contagios más larga y alta de la pandemia, pese a tener una alta tasa de de vacunación y en medio de una creciente incertidumbre por la falta de reacción política y el futuro de la situación epidemiológica.
Hasta ahora, el Gobierno se ha resistido a introducir las medidas del llamado Plan B, pensado para frenar un futuro brote masivo, aunque actualmente los casos positivos ya promedian más de 40.000 por día en todo el Reino Unido, una cifra alarmante que sin embargo no está acompañada por niveles similares de muertes y hospitalizaciones.
El llamado Plan B contempla el regreso obligatorio de los tapabocas y el trabajo remoto, entre otras restricciones.