Por: Ricardo Jaén. (*) –
Decía el presidente de EEUU sobre la ayuda financiera, tratando a la periodista de “jovencita” (vos nena no entendés nada) e imprimiéndole un tono de catástrofe heroica y situación épica que remata con algo así como, “China ataca a Kamchatka” o China se queda con Argentina.
Algunos se preguntaban si con esta clase de declaraciones Trump piensa que está ayudando a Milei a fortalecer su gobierno de cara a las elecciones.
La respuesta es sencilla, no.
Trump solo ayuda a Trump.
Sus decisiones en política exterior, al menos hasta ahora, mal que le pese a algunos, la primera potencia de las únicas dos que hay, son siempre tomadas relacionadas a su política interna y sus intereses estratégicos en la geopolítica global.
Si se puede obtener un triunfo en política exterior que lo muestre como “Pacemaker” y baluarte de occidente con sólo dinero, es muy barato.
Para la construcción de esa imagen que él anhela esto es muy útil. Acompañada de un discurso que convierta la política interna a un EEUU en el gran defensor de las democracias de occidente; ya que no puede dictar la política mundial en este nuevo mundo de poderes multilaterales, se puede volver a “América para los americanos” siempre y cuando no intenten ingresar ilegalmente “al reino”.
En esta escenografía, Milei es un actor de reparto, casi un pobre hombre, si nos atenemos a los gestos y últimas palabras de Trump, que lucha desesperadamente contra “los malvados que a veces son comunistas y otras peronistas”.
En esa lista figuran: Axel Kicillof, Cristina Kirchner y Sergio Massa. Para Trump: un marxista, una peronista y un “golden boy” formado y candidato eterno del Departamento de Estado que siempre es útil tenerlo a mano.
Miran, por ahora por la ventana, los gobernadores de Provincias Unidas, tratando de no equivocarse en el tempo y momento de erigir un líder que los vuelva una posible opción de poder para el 27, esta elección les servirá para saber dónde están parados.
Nada cambiará dramáticamente después de las elecciones del domingo en la política de Trump para la Argentina, salvo una catástrofe en los resultados que vacíe de poder el gobierno y, aun así, sospecho que sólo cambiarían de interlocutores. Recordar que “nada más parecido al peronismo que la política de Trump” y que el peronismo te acompaña hasta la puerta del cementerio y sale luego presto a vincularse con el “nuevo poder”.
Mientras tanto, la geografía que podemos observar por la ventana nos muestra que quizás haya alguna motivación mayor que en la elección anterior, al menos en la provincia de Buenos Aires, que en principio debería beneficiar al gobierno achicando los márgenes de derrota de dos dígitos a uno.
Igual el voto, si se produce, será desganado.
Entre “vota al pelado si querés votar al colorado” y “Braden o Perón” como piezas principales de campaña publicitaria, casi que tenemos ganas de coincidir con Trump en eso de que “se está muriendo”.
Es muy posible que los dos principales contendientes el domingo por la noche se proclamen ganadores priorizando distintos argumentos: afectivos, morales, provinciales, nacionales, en la comunidad LGBTI+, en lo que tiran el córner con la pierna cambiada, en los rubios, en los morochos, en fin, lo que a usted se le ocurra.
Lo único que sí veo claramente por la ventana es que el lunes siguiente seguiremos muriendo un poco más… en nuestra biología, esperanzas, posibilidades, proyectos y… ¡Cómo me gustaría equivocarme!
*Director Académico Cátedra Libre Mariano Moreno. UNLP. – Colaboración para En Provincia.
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Fotografía: Archivo web.
