Mario Cajade: “Mi viejo y el banderín de Vélez”

Por Mario Cajade* –

Hay una pregunta que tuve que responder infinidad de veces a lo largo de mi vida, especialmente durante mi infancia y adolescencia:

¿Por qué, si vivís en La Plata, te hiciste hincha de Vélez?

Mis amigos y mis vecinos no terminaban de comprender allá por 1960, cómo había nacido mi elección por el equipo de la V azulada. Les resultaba raro, más aún teniendo en cuenta que en el barrio todos los integrantes de mi familia estaban claramente identificados con Estudiantes.

Me crie en una casa humilde y tuve la suerte de contar con una familia muy unida y fundamentalmente muy futbolera. Mi viejo, arquero de Defensores de Cambaceres y de la selección de la Liga local, era fanático del Pincha y esa pasión se la trasladó a todos sus hijos: a mis tres hermanos mayores y también a mi hermana, la única mujer entre cuatro varones.

El fútbol era un estado de ánimo en la familia, y les aseguro que no era lo mismo si Estudiantes perdía que si ganaba. Por otra parte, siempre estaba presente en las conversaciones cuando juntos compartíamos la cena. En síntesis, en casa se respiraba todo de color rojo y blanco.

Hasta que un día algo pasó y empezó a asomar en la vieja casa de la calle 122 un cambio en los colores predominantes. Comenzó a aparecer el blanco y el azul en forma de V.….

Mis hermanos y mi vieja me contaron muchas veces cómo había nacido mi pasión por el Fortín de Villa Luro. Es increíble pero algunas imágenes todavía

las recuerdo claramente y otras me resultan un poco difusas ya que por ese entonces tenía solamente seis añitos.

Parece ser que mientras miraba en el diario las posiciones del campeonato, vi a Vélez en el fondo de la tabla y, según me cuentan, eso me entristeció tanto que comencé a interesarme por ese equipo más que por cualquier otro. Y así fue metiéndose en mi corazón, casi sin darme cuenta (o seguramente ya estaba allí). A partir de aquel día todos los fines de semana preguntaba cómo había salido Vélez, con la esperanza de que abandonara el último lugar.

La cuestión era que a mi papá y a toda mi familia les resultaba muy gracioso que, siendo tan chiquito, hable de un club tan poco popular en La Plata en esa época como Vélez y festejaban cada una de mis intervenciones futboleras, que según cuentan, incluían la formación completa del equipo, dicha rapidito y sin errores. Se mataban de risa…

Fue así que un domingo mi viejo, como lo hacía habitualmente, fue a ver a Estudiantes. Y en uno de los tantos sorteos que se realizaban en las tribunas de la cancha, se ganó un banderín, y en lugar de pedir el del “pincha”, eligió el de Vélez y me lo trajo. Los que me vieron no olvidan que lo recibí con una sonrisa de oreja a oreja, que me abracé a él y que desde aquel momento no existió otro club para mí.

Mis hermanos mayores recuerdan siempre que desde esa fecha Vélez empezó una escalada impresionante en la tabla de posiciones, sumando una cantidad de puntos que lo alejaron definitivamente de los últimos puestos.

Gracias a ese banderín tuve un sinfín de momentos muy felices junto a mi equipo. Haciendo un repaso, Vélez en toda su historia ganó 17 campeonatos, el primero en 1968, cuando tenía 16 años, y el último el año pasado. Es decir que pude participar de todas las vueltas olímpicas de mi querido Fortín y en once de ellas personalmente, satisfacciones que muy pocos pueden ostentar.

No tuve la camiseta de la V en mi cuna, es cierto…por eso el día que nació mi primer hijo, con toda la ilusión puesta en ese momento, se la puse a él, aunque finalmente el entorno de sus primos, tíos, amigos y el impedimento de llevarlo con continuidad a la cancha, lo inclinó a seguir con la tradición familiar, decisión que un día me confesó con lágrimas en los ojos, como si hubiera sido el acto de mayor deslealtad hacia mí.

Hoy a los 72 años me emocionan estos recuerdos y le agradezco a mi viejo por sellar mi identidad futbolera con ese banderín que me copó el corazón. Y por suerte gracias a la Peña de Vélez de La Plata, todavía sigo yendo al José Amalfitani, “el Teatro del fútbol”, para alentar a mi querido Fortín, sin dudas el más grande de todos.

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*Periodista y Escritor. Cuento premiado en el Concurso realizado por el Club Atlético Vélez Sarsfield.

Fotografía: Archivo web.