María Soledad Gutierrez Eguía: “Hurgar”

Por María Soledad Gutierrez Eguía* –

Como si hurgar con las manos las sombras, pudiera aventar las cenizas; no lejos de la minúscula noche, los pájaros. A mano con la hora de agudo sol; de la mano del mundo, la marioneta desnuda. Y el niño pintado de violeta, la deja caer como ola; no obstante con párpados abiertos, ¿quién cae?; renunciar al soplo. ¿Hilo? Ya no hay hilo. Caer es entregarse.

 A la espera, cansada de inquirir y beber el mismo viento.

Solísima.

Todo sigue como está. Como es. Vencida, alguien algo, la marioneta.

Barquito de papel, “infierno musical”.

La lluvia golpea la noche; huesos de barquito naufragando. Y el pulso del cuerpo; ansiar la voz que anuncie lo que se arrastra. Nace la oscuridad, retorna como sirena madrugadora.  

Llueve como es cuando llueve. Polvo de sol. Lejos; los pájaros vendrán a mí como briznas. ¿Dónde recostar las alas?

Volar como plumita inmensa. Dormir al amparo de lo que existe. Sombra alta, sin saber de dónde viene, pisa el muro desplumado, mi carencia y los colores que me alumbran.

He dicho “como” y me han sonreído; nada es cierto.

Lo que temo, mi nombre.

La sed sin agua y el agua sin memoria de ser ella. A contraluz la palma del aire, sombra de árbol muerto. ¿Hurgar? Retrocedí ante la voz mendiga.

Ausencia, dije.

Solo ví a la que soy. El sol se derrama a sí mismo. Caer es asistirse.

                                                         Pies descalzos ¿A quién llevan?

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*Escritora y Diseñadora en comunicación visual.

Fotografía: https://pixabay.com/