Por Aylin –
No fue un militar. No fue un político profesional. No fue un caudillo. Manuel Belgrano fue, ante todo, un hombre que pensó el país antes de que existiera. Lo pensó desde la economía, desde la educación, desde la ética. Y cuando la historia lo llamó, respondió con el cuerpo.
Estudió leyes en Salamanca, se formó en economía, absorbió el pensamiento ilustrado. Volvió al Río de la Plata con una convicción: el saber debía emancipar. Desde el Consulado de Buenos Aires, escribió memorias que proponían fomentar la agricultura, la industria, la educación técnica. Fundó escuelas, defendió la enseñanza para mujeres, promovió la vacunación. Todo antes de que existiera la Argentina.
Cuando estalló la Revolución de Mayo, dejó el escritorio y tomó las armas. Sin formación militar, comandó el Ejército del Norte. Venció en Tucumán y Salta. Resistió en Vilcapugio y Ayohuma. Pero su mayor gesto no fue una victoria: fue una bandera. En 1812, a orillas del Paraná, creó el símbolo que aún nos envuelve. No por mandato, sino por intuición. La bandera celeste y blanca fue un acto de identidad, no de poder.
Belgrano no buscaba gloria. Rechazó honores, donó sus premios para fundar escuelas que nunca se construyeron. Murió pobre, olvidado, el 20 de junio de 1820. Su médico no cobró. Su entierro fue discreto. Su legado, inmenso.
Dejó escritos que aún interpelan:
“Me glorío de no tener más bienes que los que poseo por mi trabajo y mi aplicación.” “Deseo ardorosamente el mejoramiento de los pueblos.” “Prefiero el peligro de la libertad a la tranquilidad de la servidumbre.”
Belgrano sembró futuro. No lo cosechó él, pero lo seguimos cosechando nosotros. Cada vez que se abre una escuela, se iza una bandera, se elige la ética sobre la conveniencia, Belgrano está ahí. No como estatua, sino como semilla.
No fue héroe de bronce. Fue columna de barro, de tinta, de convicción. Y en tiempos donde la patria se confunde con espectáculo, su figura nos recuerda que la verdadera fundación no es la que se grita, sino la que se sostiene.
Imagen: Archivo web.