La SPV: La sociedad de los pelotudos vivos

Por Guillermo Cavia* –

La ciudad de La Plata es la Capital de la Provincia de Buenos Aires, viven en ella más de 800.000 habitantes. Es un lugar que lo tiene todo, desde hermosas arterias repletas de árboles, se destaca por su rica historia, su arquitectura única y su importancia cultural en Argentina.

Fundada en 1882, La Plata es un destino turístico vibrante que ofrece una amplia gama de actividades culturales y recreativas. Con su impresionante catedral, su hermosa plaza central y sus museos fascinantes, La Plata es un lugar que combina a la perfección la historia con la modernidad.

Pero también es el lugar de privilegio de la Sociedad de los Pelotudos Vivos.

De las canteras se extrae piedra caliza, tierra, distintos minerales que son utilizados para la construcción. Pero en el caso de la ciudad de La Plata, pareciera que hay una gran cantera de pelotudos que salen en forma permanente y se van diseminando por toda la ciudad, se los puede ver en las calles, las plazas, las diagonales, las veredas, el cine, en la noche, durante el día. Siempre.

Los que están por fuera de esa Sociedad de los Pelotudos Vivos, llevan la condena de tener que soportarlos, porque conviven en forma permanente con la SPV.

La Sociedad de los Pelotudos Vivos cree que puede hacer todo sin ni siquiera detenerse a pensar que existen derechos y obligaciones, lo primero son las libertades y beneficios que una persona tiene mientras que los segundo son los deberes y responsabilidades que una persona debe cumplir.

Cuando el individuo de la Sociedad de los Pelotudos Vivos se levanta y sale a la calle, comienza su rutina diaria, Si tiene moto, no va a usar el casco, probablemente no tenga patente y si la tiene no la paga. Luego ocupará la calle, las veredas, las plazas. No respetará los semáforos. Hará sonar su bocina irritante para avisarle al resto de los mortales que él tiene paso en todos los cruces, todas las diagonales. Incluso sentirá que todos los derechos le pertenecen y que las obligaciones no le corresponden. También acelerará el motor para amedrentar al resto de las personas y si todo eso fuera poco, hará explosiones con su caño de escape, casi como una necesidad a una escasa potencia sexual implícita. Hay un dicho que es casi popular “Cuanto más ruido hace, más pelotudo es”.

Si tiene un auto se moverá, sin avisarle al resto de los que tienen la mala suerte de transitar junto a él, que va a doblar, detenerse o realizar la maniobra que sea. Desconoce los derechos de los peatones y puede estacionarse en cualquier sitio, se pueda o no. Obviamente no respetará los semáforos y de hacerlo lo hará varios segundos después de estar en rojo y además se moverá antes que la luz se ponga verde. Por supuesto si viaja, en la ruta, seguirá siendo el mismo pelotudo que incluso pondrá en peligro al resto de los conductores que no lo son.

En esa Sociedad de los Pelotudos Vivos hay también ciclistas, peatones, vandalitos, en definitiva, ciudadanos. Por supuesto no podemos olvidar a los políticos que ocupan la SPV, que, por citar solo un ejemplo, en la ciudad de La Plata tuvieron la idea de poner en parques y plazas unas estructuras parecidas a contenedores vidriados, que según dicen son una Guardia Urbana de Prevención y Monitoreo. Esas cabinas tienen personas que miran las imágenes que generan las cámaras de seguridad y dan aviso a la policía cuando ven algo fuera de lo normal. Nada hacen cuando las motos atraviesan las plazas a grandes velocidades, donde hay niñas, niños, mascotas, personas que no deberían preocuparse por el accionar de la SPV. Esas cabinas son lo que se llama despropósito, absurdo.

Si Usted que ahora lee esta columna, observe cuando salga por la ciudad de La Plata, mire a su alrededor, podrá ver con absoluta claridad que vive en medio de la Sociedad de los Pelotudos Vivos. Si no la ha advertido, bueno quedan tres caminos posibles, es usted alguien que observa poco o bien usted también es…. ¡O quizás vive en otra ciudad!

Para terminar, es necesario aclarar que esta Sociedad de los Pelotudos Vivos también está compuesta por todos los géneros, sin restricciones.

*guillermocavia@gmail.com

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