Por Gabriel Ramonet – Para la Agencia de Noticias Télam –
Los esquiadores que buscan aventura extrema y fuera de los circuitos convencionales tienen una propuesta concreta en la ciudad de Ushuaia con el esquí de travesía, o también llamado de montaña, que les permitirá llevar la actividad hasta un nivel diferente al de un centro invernal clásico.
En contingentes poco numerosos y divididos de acuerdo al nivel técnico y de aptitud física, el servicio que se contrata en la capital de Tierra del Fuego incluye jornadas completas subiendo la montaña con los propios esquíes o snowboard especiales y descendiendo por laderas naturales de hasta 40 grados de pendiente, donde por supuesto no existe ningún tipo de pista marcada.
En otras variantes se puede subir en helicóptero y bajar esquiando, en lo que se conoce como heliesquí, o combinar una práctica con otra.
“Trabajo de eso. Soy guía de esquí de montaña y llevo a mis clientes a esquiar fuera de pista en tours de un día en los que buscamos los mejores lugares de acuerdo a la cantidad y estado de la nieve. Es una actividad que está en franco crecimiento”, explicó a Télam Sebastián Beltrame, responsable de una de las empresas que presta este tipo de servicios.
Beltrame es guía reconocido por la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM), la única entidad del país que certifica este tipo de conocimientos y que otorga el diploma después de una serie de pasos previos como haber sido capacitado como guía de trekking y de montaña.
“Primero tenemos entrevistas previas con los turistas, evaluamos su nivel técnico y físico y armamos grupos chicos donde en general todos se conocen entre sí. Para esta actividad hay que saber sobre manejos de grupo y conocer todo lo posible sobre el terreno, las técnicas de subida y bajada, rescates y los materiales de los equipos”, detalló el experto.
Los esquíes de travesía utilizan una piel sintética (antes era de foca) para poder adherirse a la superficie y subir aún en contra de la pendiente, además de fijaciones especiales.
Uno de los principales riesgos de este tipo de práctica son las avalanchas, por lo que los guías realizan un estudio previo del manto de nieve y cada esquiador es obligado a llevar un kit especial con un transmisor llamado DBA que emite y recibe una señal y sirve para encontrar a alguien que eventualmente quede atrapado en la nieve, además de una pala y una sonda similar a la varilla de una carpa.
“Toda la zona sur de Tierra del Fuego es apta para esta práctica porque las montañas no son altas y tienen el límite de vegetación muy bajo, con poco bosque hasta los 500 metros desde el nivel del mar, y a partir de allí se cuenta con un terreno disponible de casi 1000 metros para hacer la travesía”, comentó Beltrame.
Los tours de aventura se adaptan al nivel de cada grupo, con lo que pueden comprender desde el recorrido de valles planos hasta escaladas por glaciares, pasando por pasajes de hielo o combinados con heliesquí.
“Históricamente los turistas que contratan el servicio son europeos, norteamericanos o canadienses, aunque últimamente el 50% son argentinos y chilenos”, indicó el guía, y agregó que “la pandemia influyó pero también hay un crecimiento general de la actividad”.
El esquí de montaña tuvo sus inicios a principio del siglo XX en los Alpes, como una herramienta para acceder a lugares difíciles por la cantidad de nieve y para agilizar el recorrido por esos trayectos.
“También forma parte de la evolución que tuvo el alpinismo, ya que los escaladores buscaron formas más rápidas y seguras de ir a la montaña en periodo invernal, e hicieron un mix entre el esquí alpino y el de fondo”, detalló.
“Adaptaron las fijaciones y les pusieron a la base de los esquíes un agregado que se llamaba piel de foca para que tuvieran adherencia y traccionaran contra una pendiente -continuó- permitiendo también que el talón se liberara de la fijación. Cuando querían descender dejaban inamovible la fijación, sacaban la piel de foca y bajaban”.
En los países nórdicos, precursores de esta práctica, el esquí de travesía fue primero un medio de transporte para la caza e inclusive en época de guerra, cuando los esquíes todavía eran de madera y se utilizaban unas cintas de cuero que los envolvían.
Con el paso de los años, este tipo de esquí se hizo más deportivo y la tecnología fue respondiendo a la gran demanda de los alpinistas en la montaña, con lo que los materiales se volvieron más livianos y eficaces.
La especialidad también se fue diversificando, con la aparición de esquíes más anchos para subir y descender más rápido por las pendientes con “nieve honda”, y con “esquíes de carrera” más finos que sirven para subir muy rápido y para bajar a menos velocidad.
“Uno de los grandes inventos fue la adaptación del snowboard al esquí de montaña. Cortaron la tabla al medio, le pusieron pieles y una fijación distinta. Eso generó una actividad nueva”, destacó Beltrame.
Ushuaia aguarda una “gran temporada” de invierno en base a las reservas ya efectuadas y a la inminente apertura de Cerro Castor, el principal centro invernal de la zona ubicado a unos 20 kilómetros del centro de la ciudad.
Sin embargo, quienes ya hayan transitado la experiencia de esquiar en pistas convencionales y busquen mayores dosis de adrenalina y aventura, tienen en el esquí de travesía una opción que podría cumplir con todas sus expectativas.